“ESTOY A PUNTO DE UN LABERINTO”
RAFAEL FEBLES
Muchos son los desconciertos que en los últimos tiempos sacuden mi cabeza, la revolución de y para que, me tiene consternado y repleto de incidencias, me despierto con ansias de lucha y me acuesto con obligaciones no cumplidas; veo a mi alrededor y no atino a mirar, a fijarme en el camino que debo andar, un solo ser me orienta un día a la semana y en el resto me pierdo, quiero buscar la línea y cada vez se me convierte en una sábana de punta a punta, que triste es la desorientación.
Salgo y pregunto, lleno de premuras y el viento no me otorga el olor a pueblo, a verdad, por el contrario, un sinsabor provoca mi ira, nadie cree en algo de aliento que ayude a descubrir donde está el enemigo a cuestas, sí ese que llaman endógeno y no se ve por algún lado, existirán ciertamente, son invisibles, se mueven y no dejan rastro alguno, qué ha pasado con el pasado que debe volver, el de las amalgamas insospechadas, acaso somos nuestros propios enemigos y nos vemos en el espejo circular, dando vueltas y regresos sin parar.
Que extraño me siento en el desierto de mil sombras que se mueven a diestra de mi propia incertidumbre, la luz del almanaque dice que el tiempo se pierde en el vacío de un cuarto cerrado, con tenue iluminación menos de las que nos hace falta para reaccionar, a la derecha del conglomerado el sol apunta hacia lo vil y tramposo y nos llenamos de banalidad de acusación sin destino……puedo exclamar a mil voces lo que hace falta y otras mil personas hablan al mismo tono y tiempo.
La incertidumbre del apoyo incondicional recorre de punta a punta mi ser, estamos anclados en un ladrillo, o sencillamente es la ilusión del partisano que lucha y no arranca, motivos deben haber en la conciencia colectiva para sacudir el saco impío de la propuesta que no fue, busquemos otros enfilados por muy bruscos que parezcan, si la cuesta se ve inamovible sacudamos los cimientos y hagamosla accesible, no se trata de irrumpir y dejar algo, es la lógica del querer realizar algo mejor.
Estoy a punto de un laberinto inmarcesible, cuidemos su desarrollo y abonemos con sustancias ideológicas su crecimiento, a pesar de lo estúpido que a veces el comportamiento humano vierte para dañar el árbol de la vida, lo inevitable nos augura momentos en el concierto de la lucha por venir, confiemos en la fuerza del bien y el amor por sobre el egoísmo y hagamos del ser la química del andar despierto.
Hombres y mujeres crearán la organización necesaria génesis de la vanguardia revolucionaria, que más podemos decir que no sea amén de la necesaria sindéresis constructiva, construyamos y apartemos lo banal, la culpa no es materia obligatoria, lo optativo la hace inoperativa en cuanto no ayude a sacudir el laberinto.
RAFAEL FEBLES
Muchos son los desconciertos que en los últimos tiempos sacuden mi cabeza, la revolución de y para que, me tiene consternado y repleto de incidencias, me despierto con ansias de lucha y me acuesto con obligaciones no cumplidas; veo a mi alrededor y no atino a mirar, a fijarme en el camino que debo andar, un solo ser me orienta un día a la semana y en el resto me pierdo, quiero buscar la línea y cada vez se me convierte en una sábana de punta a punta, que triste es la desorientación.
Salgo y pregunto, lleno de premuras y el viento no me otorga el olor a pueblo, a verdad, por el contrario, un sinsabor provoca mi ira, nadie cree en algo de aliento que ayude a descubrir donde está el enemigo a cuestas, sí ese que llaman endógeno y no se ve por algún lado, existirán ciertamente, son invisibles, se mueven y no dejan rastro alguno, qué ha pasado con el pasado que debe volver, el de las amalgamas insospechadas, acaso somos nuestros propios enemigos y nos vemos en el espejo circular, dando vueltas y regresos sin parar.
Que extraño me siento en el desierto de mil sombras que se mueven a diestra de mi propia incertidumbre, la luz del almanaque dice que el tiempo se pierde en el vacío de un cuarto cerrado, con tenue iluminación menos de las que nos hace falta para reaccionar, a la derecha del conglomerado el sol apunta hacia lo vil y tramposo y nos llenamos de banalidad de acusación sin destino……puedo exclamar a mil voces lo que hace falta y otras mil personas hablan al mismo tono y tiempo.
La incertidumbre del apoyo incondicional recorre de punta a punta mi ser, estamos anclados en un ladrillo, o sencillamente es la ilusión del partisano que lucha y no arranca, motivos deben haber en la conciencia colectiva para sacudir el saco impío de la propuesta que no fue, busquemos otros enfilados por muy bruscos que parezcan, si la cuesta se ve inamovible sacudamos los cimientos y hagamosla accesible, no se trata de irrumpir y dejar algo, es la lógica del querer realizar algo mejor.
Estoy a punto de un laberinto inmarcesible, cuidemos su desarrollo y abonemos con sustancias ideológicas su crecimiento, a pesar de lo estúpido que a veces el comportamiento humano vierte para dañar el árbol de la vida, lo inevitable nos augura momentos en el concierto de la lucha por venir, confiemos en la fuerza del bien y el amor por sobre el egoísmo y hagamos del ser la química del andar despierto.
Hombres y mujeres crearán la organización necesaria génesis de la vanguardia revolucionaria, que más podemos decir que no sea amén de la necesaria sindéresis constructiva, construyamos y apartemos lo banal, la culpa no es materia obligatoria, lo optativo la hace inoperativa en cuanto no ayude a sacudir el laberinto.

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