Un consejo para el alma
Negda Leon
Presidente Hugo Chávez, me permito expresarle que al igual que muchas personas considero que su alma está llena de amor, sus ojitos brillantes eso dicen. Su angustia por el dolor de los otros, reflejada algunas veces en sus gestos, muestran un alma llena de amor. Por lo tanto el consejo que como servidora de Dios y del prójimo me permito decirle a través de este mensaje, es sólo recordarle un poco que mientras ese amor se encuentre vivo en su alma, ese será el mayor consejo que vive en usted. Dice en el libro bíblico Mateo 10:16, que debemos ser prudentes como serpientes y sencillos como palomas, palabras que usted varias veces ha citado; esas palabras, en mi opinión, nos mantienen en una constante búsqueda de respuestas en el amor, lo que mostró Cristo en sus enseñanzas. Esa búsqueda, que algunas o muchas veces podría incluir la oración o conversación con Dios, jamás permitirá que maten el alma. El capítulo 10 de Mateo es hermoso, como muchos otros capítulos en la Biblia, tiene grandes enseñanzas.
Algunas veces, para calmar el dolor de una traición, tomo un tiempo para mirar las aves que vuelan hasta el lugar donde me encuentre, también miro el color de las flores y recuerdo que todo pasará, sólo el amor permanecerá (1 Corintios 13). Así como las aves y las flores muestran un mensaje en el momento necesario, así vuela la verdad para llenar de amor a cada corazón que tiene oídos para oír y ojos para ver.
Ahora me permito compartir con mis hermanos y hermanas de Venezuela, un resumen de mi experiencia al leer la propuesta del Presidente para la Reforma constitucional. Es tal vez como un consejo para ver la Reforma desde un punto de vista espiritual. Al principio tuve mis observaciones, y algunas se las expresé a un amigo vía correo electrónico. Para poner un ejemplo, yo no estaba de acuerdo con la palabra obreros en el artículo 136; me alegra que Aristóbulo Istúriz expresó su desacuerdo.
Lo más importante que expresé a mi amigo y que ahora comparto en este mensaje, es que llegó un momento en que vino a mi mente que debía ver la propuesta desde mi corazón. Entonces supe el por qué no me gustaba la palabra obreros; mirando desde mi corazón pude entender el objetivo completo de la Reforma. La palabra obrero, continuando con el ejemplo de esta palabra, separa y pone una visión de características socioeconómicas de la persona que se usa algunas veces de forma despectiva.
Considero que como seres humanos deberíamos comenzar a ver cada una de nuestras obras como expresiones importantes para un todo que hace nuestra sociedad; no sé si algo así quería decir el Presidente cuando expresó acerca de la multitud. Todos somos obreros si hacemos obras, y como los pintores o escultores deberíamos volcar en la obra el amor que nuestro espíritu puede expresar; de esta forma el trabajo siempre será productivo. Buscaríamos entender las verdaderas necesidades de la sociedad, expresar en nuestras obras nuestro amor por el prójimo, las personas de la comunidad. Somos discípulos del mensaje de amor, de la verdad, no importa si tenemos rasgos de negro, indio o blanco; no importa si nuestra obra es una empanada, un corte de pelo o la arquitectura de un puente. La sabiduría de Dios está en todas las obras del amor. En la Reforma, la expresión popular se une a la ciencia para compartir, crecer y caminar juntos.
Mis reflexiones son largas cuando se ponen en palabras escritas, por lo tanto concluyo diciendo que la Reforma es un abrazo al mundo, a la verdad, mostrar que podemos vivir de una forma diferente y que lo más importante no es proveernos de oro, ni plata, ni cobre en nuestros cintos; es decir, lo más importante es el amor en el alma y no lo material.
Negda Leon
Presidente Hugo Chávez, me permito expresarle que al igual que muchas personas considero que su alma está llena de amor, sus ojitos brillantes eso dicen. Su angustia por el dolor de los otros, reflejada algunas veces en sus gestos, muestran un alma llena de amor. Por lo tanto el consejo que como servidora de Dios y del prójimo me permito decirle a través de este mensaje, es sólo recordarle un poco que mientras ese amor se encuentre vivo en su alma, ese será el mayor consejo que vive en usted. Dice en el libro bíblico Mateo 10:16, que debemos ser prudentes como serpientes y sencillos como palomas, palabras que usted varias veces ha citado; esas palabras, en mi opinión, nos mantienen en una constante búsqueda de respuestas en el amor, lo que mostró Cristo en sus enseñanzas. Esa búsqueda, que algunas o muchas veces podría incluir la oración o conversación con Dios, jamás permitirá que maten el alma. El capítulo 10 de Mateo es hermoso, como muchos otros capítulos en la Biblia, tiene grandes enseñanzas.
Algunas veces, para calmar el dolor de una traición, tomo un tiempo para mirar las aves que vuelan hasta el lugar donde me encuentre, también miro el color de las flores y recuerdo que todo pasará, sólo el amor permanecerá (1 Corintios 13). Así como las aves y las flores muestran un mensaje en el momento necesario, así vuela la verdad para llenar de amor a cada corazón que tiene oídos para oír y ojos para ver.
Ahora me permito compartir con mis hermanos y hermanas de Venezuela, un resumen de mi experiencia al leer la propuesta del Presidente para la Reforma constitucional. Es tal vez como un consejo para ver la Reforma desde un punto de vista espiritual. Al principio tuve mis observaciones, y algunas se las expresé a un amigo vía correo electrónico. Para poner un ejemplo, yo no estaba de acuerdo con la palabra obreros en el artículo 136; me alegra que Aristóbulo Istúriz expresó su desacuerdo.
Lo más importante que expresé a mi amigo y que ahora comparto en este mensaje, es que llegó un momento en que vino a mi mente que debía ver la propuesta desde mi corazón. Entonces supe el por qué no me gustaba la palabra obreros; mirando desde mi corazón pude entender el objetivo completo de la Reforma. La palabra obrero, continuando con el ejemplo de esta palabra, separa y pone una visión de características socioeconómicas de la persona que se usa algunas veces de forma despectiva.
Considero que como seres humanos deberíamos comenzar a ver cada una de nuestras obras como expresiones importantes para un todo que hace nuestra sociedad; no sé si algo así quería decir el Presidente cuando expresó acerca de la multitud. Todos somos obreros si hacemos obras, y como los pintores o escultores deberíamos volcar en la obra el amor que nuestro espíritu puede expresar; de esta forma el trabajo siempre será productivo. Buscaríamos entender las verdaderas necesidades de la sociedad, expresar en nuestras obras nuestro amor por el prójimo, las personas de la comunidad. Somos discípulos del mensaje de amor, de la verdad, no importa si tenemos rasgos de negro, indio o blanco; no importa si nuestra obra es una empanada, un corte de pelo o la arquitectura de un puente. La sabiduría de Dios está en todas las obras del amor. En la Reforma, la expresión popular se une a la ciencia para compartir, crecer y caminar juntos.
Mis reflexiones son largas cuando se ponen en palabras escritas, por lo tanto concluyo diciendo que la Reforma es un abrazo al mundo, a la verdad, mostrar que podemos vivir de una forma diferente y que lo más importante no es proveernos de oro, ni plata, ni cobre en nuestros cintos; es decir, lo más importante es el amor en el alma y no lo material.
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