LAS FIESTAS PATRONALES DE ELORZA
UN 19 DE MARZO
José Varela El Charrúa Latinoamericano
Las veces que el hombre escuchaba hablar de las fiestas patronales de Elorza en la voz emocionada de algún llanero...
Un remolino de sentimientos se apoderaba de su cuerpo.
Era casi imposible recordar las veces que soñó conocer Elorza en tiempos de sus fiestas patronales.
Era una rara y hermosa nostalgia que solo él y su corazón conocían.
Si buscara una semejanza en esta alegría que atrapaba su pecho acompañada siempre de una linda y dulce congoja...viajaba entre la distancia y el tiempo... para regresar a su niñez y recordar la primera vez que se montó sobre un caballo.
Este fin de semana al despertar en la mañana, sintió como que alguien le hablaba...
“Porque tienes que esperar un 19 de Marzo”
Solo en la casa mientras se duchaba... la voz regresaba una y otra vez repitiéndole incansablemente las mismas palabras.
Una extraño sentimiento se apoderó de su cuerpo por culpa de su corazón y su mente...
Al tratar los dos de orquestarle una alegría.
Fue como sentir la misma sensación de dejarse querer.
Cansado de su nostalgia...su corazón lo montó en unicornios de sueños...
Para que galopara por la llanura de la alegría para que por fin conociera Elorza.
Los alegres cómplices lo obligaron con ayuda del embrujo del momento...
para que él escuchara música llanera.
Las bellas notas de “La fiesta de Elorza” comenzaron a darle color a su algarabía...
El Carrao del Palmarito, José Gregorio Quendo, Carlos Guevara, Ignacio Rondón, Armando Martínez, Simón Díaz y el infaltable Cristóbal Jiménez, lograron que el hombre se sintiera cabalgando el Estado Apure.
El arpa acompañada del cuatro y maracas hicieron el resto.
“La fiesta de Elorza se mudó a su rancho”.
Era tan grande su alegría que se animó y en el patio colocó unos pinchos inventados con sus manos rústicas de campesino, intentando una carne en vara, para acompañar un merecido trago.....
Desde la sala le llegaban las melodías inconfundibles de los llanos...
Madrugada Llanera, Apure en un Viaje, un Guayabo Pequeñito, Joropo Bolivariano, El pescador del Río Apure.
Entre los mágicos acordes de un joropo acompañado de un contrapunteo....
fue conociendo Elorza.
Una corrida de Coleo le regala su mente...
La fantasía, incansable compañera... lo monta en interminables manadas de corceles blancos, para divisar en la distancia... hermosas muchachas que con su belleza invitaban a los jóvenes a soñar...un sin fin de carajitos corriendo por todos lados...como queriendo invitar a la felicidad para que compartiera sus alegrías...los abuelos tampoco faltaron, recordando sus tiempos de cabalgar el llano.
Cuando más sentía que Elorza lo abrazaba........
Escuché el grito de su hija por quedarse dormido... ¡¡Papá!!...
Cuando la desazón pretendió apoderarse de él, al pensar...
“Sólo fue un sueño”
La hija continúo...
“Me llamaron los vecinos por esa música tan alta...
por el olor a quemado en el patio por una carne achicharrada.
Juan el de al lado me dijo que solo faltaba que salieran por la casa un tropel de toros para que fuera una fiesta llanera”
Como magia, floreció en el hombre una sonrisa que su hija tal vez desconocía...
“Mija... conocí Elorza... conocí Elorza... repetía sin cesar”
La sorpresa de su hija al comprenderlo y ver la magia que inundaba el rancho...
sólo atino a decir... “Si papá... es verdad... al fin lograste conocer Elorza”
UN 19 DE MARZO
José Varela El Charrúa Latinoamericano
Las veces que el hombre escuchaba hablar de las fiestas patronales de Elorza en la voz emocionada de algún llanero...
Un remolino de sentimientos se apoderaba de su cuerpo.
Era casi imposible recordar las veces que soñó conocer Elorza en tiempos de sus fiestas patronales.
Era una rara y hermosa nostalgia que solo él y su corazón conocían.
Si buscara una semejanza en esta alegría que atrapaba su pecho acompañada siempre de una linda y dulce congoja...viajaba entre la distancia y el tiempo... para regresar a su niñez y recordar la primera vez que se montó sobre un caballo.
Este fin de semana al despertar en la mañana, sintió como que alguien le hablaba...
“Porque tienes que esperar un 19 de Marzo”
Solo en la casa mientras se duchaba... la voz regresaba una y otra vez repitiéndole incansablemente las mismas palabras.
Una extraño sentimiento se apoderó de su cuerpo por culpa de su corazón y su mente...
Al tratar los dos de orquestarle una alegría.
Fue como sentir la misma sensación de dejarse querer.
Cansado de su nostalgia...su corazón lo montó en unicornios de sueños...
Para que galopara por la llanura de la alegría para que por fin conociera Elorza.
Los alegres cómplices lo obligaron con ayuda del embrujo del momento...
para que él escuchara música llanera.
Las bellas notas de “La fiesta de Elorza” comenzaron a darle color a su algarabía...
El Carrao del Palmarito, José Gregorio Quendo, Carlos Guevara, Ignacio Rondón, Armando Martínez, Simón Díaz y el infaltable Cristóbal Jiménez, lograron que el hombre se sintiera cabalgando el Estado Apure.
El arpa acompañada del cuatro y maracas hicieron el resto.
“La fiesta de Elorza se mudó a su rancho”.
Era tan grande su alegría que se animó y en el patio colocó unos pinchos inventados con sus manos rústicas de campesino, intentando una carne en vara, para acompañar un merecido trago.....
Desde la sala le llegaban las melodías inconfundibles de los llanos...
Madrugada Llanera, Apure en un Viaje, un Guayabo Pequeñito, Joropo Bolivariano, El pescador del Río Apure.
Entre los mágicos acordes de un joropo acompañado de un contrapunteo....
fue conociendo Elorza.
Una corrida de Coleo le regala su mente...
La fantasía, incansable compañera... lo monta en interminables manadas de corceles blancos, para divisar en la distancia... hermosas muchachas que con su belleza invitaban a los jóvenes a soñar...un sin fin de carajitos corriendo por todos lados...como queriendo invitar a la felicidad para que compartiera sus alegrías...los abuelos tampoco faltaron, recordando sus tiempos de cabalgar el llano.
Cuando más sentía que Elorza lo abrazaba........
Escuché el grito de su hija por quedarse dormido... ¡¡Papá!!...
Cuando la desazón pretendió apoderarse de él, al pensar...
“Sólo fue un sueño”
La hija continúo...
“Me llamaron los vecinos por esa música tan alta...
por el olor a quemado en el patio por una carne achicharrada.
Juan el de al lado me dijo que solo faltaba que salieran por la casa un tropel de toros para que fuera una fiesta llanera”
Como magia, floreció en el hombre una sonrisa que su hija tal vez desconocía...
“Mija... conocí Elorza... conocí Elorza... repetía sin cesar”
La sorpresa de su hija al comprenderlo y ver la magia que inundaba el rancho...
sólo atino a decir... “Si papá... es verdad... al fin lograste conocer Elorza”
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