¿Sombras de traición?
Por: Ricardo Abud
Reflexión sobre el PSUV y los aliados.
Posterior al anuncio de las organizaciones que conforman el bloque de cambio, las reacciones no se han hecho esperar, muchos han intervenido en el debate por las posiciones asumidas por los dirigentes de PODEMOS, PPT y PCV.
El Presidente de la República ante la falta de consenso de la propuesta para la creación de una organización ÚNICA, que permita la unidad de criterios y conforme la plataforma organizativa tan necesaria en el avance hacia la consolidación de la Revolución Bolivariana, se ha lanzado por la calle del medio y estructuró un plan en esa dirección, lo que han denominado Parto de la futura organización, proponiendo un equipo de trabajo así como una agenda, con un tiempo para ello de nueve meses.
¿Qué ha no permitido la no conformación de un bloque único o unitario?
Es evidente que el sectarismo, y esa cultura cuartorepublicana de distribución del poder, a través de CUOTAS, variantes de mucho peso que necesitan del análisis más detallado.
¿Qué motivaciones tuvo Ismael García con las declaraciones formuladas, más allá del rechazo de la propuesta del PSUV? ¿Quién o quienes propulsan este tipo de declaraciones? ¿Qué se pretendía con un globo de ensayo de tal magnitud? ¿Qué gana Ismael García con la pérdida de esas pequeñas dádivas de poder que ha podido negociar?
Después de hacerme todas estas preguntas, puedo pensar que, detrás de Ismael García, hay una muralla (poder económico) que trabaja muy mesuradamente, pacientemente, a la SOMBRA de la traición, lo peor es considerar que esa sombra está muy cerca de Miraflores. Ismael García no es tan BRUTO para renunciar de la noche a la mañana de todo el poder que ha logrado acumular gracias a la Revolución, las prebendas (gobernaciones, alcaldías, diputaciones etc.). Hay alguien que está moviendo los engranajes de la conspiración desde adentro, desde las entrañas del poder, Ismael García es sólo una marioneta que sabe negociar. No quisiera pensar lo mismo del PPT, pero creo es irremediable, todo indica que hay un juego muy sucio contrario a la confianza, a la honestidad. ¿Quién está a la Sombra? ¿Quién puede abogarse o considerarse con tanto poder, y querer acorralar a la revolución bolivariana? Necesariamente habría que revisar los capitales acumulados en estos últimos años ¿quién goza de tanto poder económico, que hoy anhela el poder político, lo sueña e incluso lo quiere comprar?
Estas organizaciones políticas sólo son peones en los planes macro, que adelanta quien se esconde a la SOMBRA, que actúa anónimamente con hambre de PODER.
En relación al PCV, hay mucho que decir. Si ayer como militante del PCV (como lo fui) me hubiesen planteado la tesis de la disolución para crear una fuerza única que permitiera cohesionarse para la toma del poder, hubiese dicho NO.
Hubiese dicho no, porque considero que el PCV es la única organización política de izquierda que tiene una ideología (Marxista-Leninista), que tiene una plataforma organizativa (estructura de partido), y que realzaba un trabajo político al calor de las masas, desde el comité de base hasta la célula, un partido que contaba con principios arraigados en el internacionalismo proletario, que conformaba la unidad internacional a través de los PC a nivel mundial, bajo la tutela del PCUS, claro que me hubiese opuesto a una propuesta tan desfasada, tan irracional, tan absurda.
Si fuera hoy militante del PCV y se me propusiera su disolución SI la aceptaría, ¿Por qué? Porque la realidad política venezolana es otra, hoy la izquierda tiene el poder político, no luchamos por alcanzarlo, hoy por hoy, contrario a lo que muchos piensen, de lo que se trata es de consolidarlo, de fusionar una plataforma que nos haga invencible ante las graves amenazas que tenemos por delante. Que permita la discusión y el desarrollo de la nueva ideología que blinde a este proceso con las herramientas necesarias para la formación del nuevo modelo de hombre que la Revolución reclama.
Más allá de la retórica de la “lucha de clases” o la perpetuidad ideológica que representa el Marxismo-Leninismo, debemos abrir las fronteras de la creación, consolidar cuantitativa y cualitativamente nuestro proyecto político a través de nuevos paradigmas ideológicos que hagan única a esta Revolución. Fundar una organización que al calor del pueblo se haga eficiente, creíble, confiable, transparente, con el concurso de todos, enterrando la cogollocracia y la dedocracia.
Derrotar, a través del estudio, la DOGAMTIZACIÓN bizarra e inconsecuente de tesis, que no se corresponden con nuestra coyuntura política. Amen de entender que el trabajo de calle se ha olvidado (hoy es diferente al de ayer, ayer queríamos el poder, hoy lo tenemos y parece no saberse administrar) por aspectos más triviales que no quiero detallar. Por ello hoy sí (de ser militante) renunciaría al PCV, y pasaría a ser miembro activo en la creación del nuevo partido que reclama el país como un todo. Respeto su posición, pero no la comparto, como seguro estoy que la gran mayoría de su militancia, no acepta una decisión que pone en tela de juicio “la tradición” de lucha guió a nuestros predecesores.
La historia está en movimiento y el desarrollo de la sociedad no escapa al avance dialéctico de sus cambios.
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