27 de Febrero de 1989

27 de Febrero de 1989
Mario Forti

LOS HECHOS

Treinta años después del 23 de enero de 1958 el valeroso pueblo venezolano votó a favor de CAP porque había depositado en este la esperanza de volver a vivir los años de bonanza económica de los años setenta. 5 años antes (18 de Febrero de 1983) Luís Herrera había devaluado la moneda nacional, y todos recordamos ese día como “el viernes negro” era la presión para el pago de la deuda externa (más de 30 Millardos de dólares) que golpeaba a la nación en el alma.

Caían los precios del petróleo, y el gobierno copeyano tomaba medidas que siempre iban en contra del más necesitado. Ese día el Bolívar dejó de cotizarse a 4.30 por dólar.

Treinta años después de 1958 el gobierno adeco prometía cumplir con el sufrido y heroico pueblo venezolano, ya se habían turnado 6 veces entre verdes y blancos, para administrar los recursos, y todo iba de mal en peor. Rimaban en las elecciones gocho para el 88. Y así el glorioso pueblo entregó sus vivas esperanzas por segunda vez a quien fuera Ministro del Interior de Rómulo Betancourt, el llamado “Ministro Policía” por la forma represiva y violenta como afirmó el poder, poder que en verdad era del imperialismo asesino, su verdadero amo.

31 años después del 23 de Enero de 1958, el día 2 de Febrero CAP se coronaba por segunda vez en las instalaciones del Caracas Milton. Había invitado a personalidades tan dispares como Fidel Castro, Daniel Ortega por un lado y Oscar Arias por otro. Unos representaban al liderazgo popular otros el de las elites neoliberales. Ese día CAP entró al hotel por un lugar inesperado con la intención de evitar de golpe a los periodistas. Súbitamente ingresó por una puerta que daba al oeste del mismo. Saludó como autómata a los que iba encontrando en su camino. Su fría mano impersonal rozaba las de los espectadores sorprendidos en ese rincón, todos le veían cruzar hacia el pomposo palco principal. Todo era abundancia en el Caracas Hilton, pero en la calle, el pueblo aguantaba el hambre, la especulación, el acaparamiento, el desabastecimiento, la inflación, la incertidumbre creada por la política del control de precios y el control de cambio; esperaban que “el gocho” anunciara medidas que salvaran al soberano de tanto sufrimiento y dolor padecidos, de tantas promesas incumplidas, de tanta mentira y engaño. CAP anunció 14 días después de su coronación ostentosa un programa de ajustes macroeconómicos que lo llamamos “paquete económico” diseñado por los tecnócratas neoliberales de Haarvard y comprendía decisiones sobre política cambiaria, deuda externa, comercio exterior, sistema financiero, política fiscal, servicios públicos y política social. El país se sometía a un programa bajo supervisión del FMI con la finalidad de obtener 4 millardos y medio de dólares en los futuros tres años. La receta consistía entre otras cosas en la liberación del precio de todos los productos a excepción de los 18 de la cesta básica, incremento gradual de las tarifas de los servicios públicos (léase teléfono, agua, electricidad, gas doméstico), aumento anual en el mercado nacional durante 3 años de los precios de los productos derivados del petróleo, con un primer aumento promedio del 100% en el precio de la gasolina, aumento inicial de las tarifas del transporte público en un 30 %, aumento de sueldos en la administración pública central entre 5 y el 30 % e incremento del salario mínimo a 4000 Bs en el área urbana y a 2500 Bs en la rural y congelación de cargos públicos.

El alza de la gasolina debía efectuarse a partir del 26 de Febrero y la del transporte público urbano a partir del 27, válido para los tres meses siguientes, y luego podía aumentarse hasta el 100 %. Los transportistas querían que se aumentara inmediatamente por lo menos un 70 % por lo que la Cámara de Transporte convocó a un paro el día 27 para presionar al Gobierno. Ese día los choferes de las rutas interurbanas que cubrían el trayecto de Guarenas-Caracas impusieron violentamente sus tarifas y desconocieron el pasaje estudiantil. Este fue el detonante y entonces el pueblo explotó furiosamente quemando unidades de transporte primero, y la violencia luego se desbordó al comenzar el saqueo y destrucción de locales comerciales, desde abastos y bodegas hasta supermercados, talleres y pequeñas fábricas, también hubo intentos de penetrar en áreas residenciales de sectores de clase media y alta.

¿Quién olvida las imágenes del pueblo cargando con neveras, colchones, alimentos transmitidas por la televisión? Había comenzado en Guarenas y rápidamente se extendía por Caricuao, Nuevo Circo, La Guaira, y el eco seguía hacia el interior en Maracay, Valencia, Barquisimeto, Mérida y Ciudad Guayana, y así en todo el país. La protesta popular había declarando la guerra al sistema neoliberal y manifestaba así 31 años de frustración, abandono, furia, rabia, ira contra los partidos políticos, contra la pseudo democracia, contra los falsos líderes, contra el capitalismo salvaje y sus antivalores, contra la exclusión y la falta de derechos humanos.

Tenía esta protesta popular el carácter masivo, simultáneo, sorpresivo y violento como un huracán humano, tanto así que los organismos policiales regulares se vieron superados por su fuerza. CAP al regresar de Barquisimeto a las 10:30 de la noche ordenó la movilización del ejército. El día siguiente CAP ya sin corona reunió al Consejo de Ministros y ordenó a la Guardia Nacional y al Ejército reprimir ferozmente, como en los viejos tiempos a la revolución popular, y decretó el estado de emergencia y quedaron suspendidas algunas garantías constitucionales durante 10 días y se estableció el toque de queda en todo el territorio nacional y se ordenó la militarización de las ciudades principales del país: ¡la dictadura puntofijista ya no tenía máscaras! En Caracas se activó el “Plan Avila” el cual confería al Ejército el control de la ciudad, habilitándolos para el uso de armas de guerra contra las manifestaciones civiles. CAP le hechó la culpa a la rebeldía que tenía la Policía Metropolitana, que estimularon la rebelión popular, que ocultaron los hechos al gobierno y a la fuerza armada. Lo cierto fue que el poder popular hizo su aparición cuando menos lo esperaban y destruyó en una jornada inolvidable la democracia representativa, de un solo golpe se quitó del medio el modelo neoliberal. Aún faltaría otro febrero histórico, llamado de la dignidad, y juntos darían la estocada final al régimen puntofijista para dar lugar a la democracia directa, protagónica y participativa que construimos actualmente hacia el socialismo del siglo XXI.

El saqueo y la protesta popular continuó aún con todas estas medidas de contingencia quizá esperando refuerzos que nunca llegaron de ningún lugar, ni de políticos, ni de militares. El saldo oficial de víctimas fue de 300 muertos y mil heridos, pero se sabe que en realidad las cifras superan el millar de muertos, sin contar con las detenciones arbitrarias, desaparición forzada, y el asesinato. Hubo señalamientos de parte del gobierno de que funcionarios del Estado habían sido víctimas de los hechos violentos por enfrentamientos como es el caso emblemático del Mayor del Ejército Félix Antonio Acosta Carles cuando en realidad la dictadura puntofijista ajustaba cuentas. El 26 de Noviembre del año siguiente se descubrió el lugar denominado “La Peste” fosa común donde fueron enterrados 68 cuerpos de desaparecidos de los sucesos de Febrero y Marzo de 1989. El 21 de Mayo de 1993 el Congreso de la República aprueba el antejuicio de mérito contra CAP, posteriormente defenestrado. Luego vendrá el segundo mandato de Rafael Caldera, la amnistía a los rebeldes del 4 de Febrero, y las elecciones de 1998 cuando Hugo Chávez gana e inicia el aplastamiento definitivo al puntofijismo desde las urnas. La revolución pacífica se ponía en práctica, el pueblo armado con el voto quitaría del espacio político a los partidos traidores que desde 1958 venían entregando el país al mercado internacional.


La Comisión Interamericana de Derechos Humanos condenó la actuación del gobierno de CAP en el fallo emitido el 29 de Agosto del 2002. El Estado venezolano se comprometió a indemnizar a las víctimas, y a los efectos de honrar este compromiso, el Ejecutivo Nacional aprobó en diciembre de 2003 un crédito de 8 mil 918 millones 814 mil 600 Bolívares. El 18 de Noviembre del 2006 El Ministerio del Interior y Justicia anunció un mecanismo para indemnizar a todas las víctimas del Caracazo que será creado próximamente, porque no todas recibieron este beneficio, ya que no tuvieron acceso a las instancias internacionales, razón por la cual el Ministerio abrirá un proceso para registrar esos casos. Además se reconstruirá la memoria de los acontecimientos para poder reparar los daños que el Estado puntofijista asesino causó al pueblo.

LAS CONSECUENCIAS

Una vez aclarados los hechos no nos queda más que tomar conciencia de la violencia que caracterizó la injusta y agresiva conducta que tuvieron los responsables políticos de los 40 años que duró la dictadura puntofijista en Venezuela. Disfrazados de demócratas, sus representantes a espaldas del pueblo, vivieron para robustecer sus arcas, afianzar las políticas antisociales que daban hegemonía al imperialismo norteamericano, e imponer antivalores que traerían como consecuencia el desamparo, la indignidad, la falta de soberanía, la carencia de libertades fundamentales, la impunidad, toda clase y forma de violación a los derechos humanos, la ignorancia y la debilidad en el pueblo. Porque sólo así debía someterlos al yugo imperial. Cuando no pudo utilizar más los mecanismos económicos y políticos, sacó a la calle las fuerzas represivas. El pueblo noble que les dio un espacio y un tiempo desde 1958, salía a reclamar su poder y soberanía contra todos los obstáculos. No había que perder, porque todo estaba perdido, ¿cuánto valía la vida humana en tiempos de la partidocracia? El pueblo salió a reclamar su poder y encontró paquete económico que los iba a esclavizar de por vida, encontró balas que cercenaban sus esperanzas, encontró el odio de los más poderosos, y aún así salió a reclamar sus derechos fundamentales. ¿Dónde estaban los líderes políticos? ¿Dónde las instancias democráticas? ¿Dónde estaban los representantes del pueblo? Estaban escondidos por el miedo a ser aplastados por la furia popular. Y este fue el comienzo, todos aquí sabemos lo que vino después. Desde este momento, la furia popular impregnó el alma de los verdaderos líderes revolucionarios que 3 años después insurgieron dos veces en el mismo año. El eco de la rebelión popular del 27 de Febrero de 1989 se manifestaba el 4 de Febrero y el 27 de Noviembre de 1992, a 30 años exactamente del Carupanazo y del Porteñazo. El pueblo de Bolívar seguía en la lucha, venía protestando sin descanso desde 1810 contra el imperialismo norteamericano disfrazado de “democracia” y “progreso”. Diez años después del Caracazo ese mismo pueblo revolucionario aprobaba la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela dando inicio a la revolución socialista y bolivariana cuyo líder indiscutible es el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías. Las muertes y el sacrificio no fueron en vano, el pueblo bolivariano encontró a su líder auténtico y conforma desde entonces una sola unidad orgánica ético-política: masa-líder. Tanto es así que la fuerza del pueblo revolucionario se expande por todo el territorio continental, y por el mundo entero convirtiendo a Venezuela en Potencia mundial. El grito humilde de los más abandonados, de los más pobres y de los más humillados aquel 27 de Febrero se ha convertido en clamor popular que hoy rige la nación con 5 motores constituyentes construyendo el socialismo del siglo XXI para todos los pueblos del mundo que quieren ser libres, justos, independientes y soberanos. Así como temblaron los políticos de la “guanábana” puntofijista aquel glorioso 27 de Febrero de 1989, tiemblan hoy los políticos que sólo resguardan parcelas personalistas de poder y pretenden darle la espalda al poder popular único soberano de Venezuela. Tiembla la Casa Blanca y el Pentágono, bastiones del imperialismo yanki, cuando observan al pueblo del 27 de Febrero convirtiéndose en Estado Comunal. Exactamente doscientos años después de la revolución francesa insurgió el pueblo de Simón Bolívar en Venezuela, el pueblo del Che Guevara, el de Martí y Alí Primera, el de Sandino y el de Hugo Chávez hoy. Es el mismo que trepó los 4000 metros de altura para llevar la libertad a Bolivia y enarbolar las banderas de soberanía de todos los pueblos hoy bolivarianos. Es el mismo que hoy enfrenta al imperio más poderoso del planeta sin miedo y con la frente en alto porque sabe, porque siente, porque ama su libertad conquistada con la fuerza que trae la dignidad revolucionaria y el saberse hoy voz, clamor y lucha de los oprimidos del mundo. Honor y gloria a los caídos el día que bajaron de los cerros. Honor y gloria a los héroes anónimos del 27 de Febrero de 1989. Honor y gloria al heroico pueblo venezolano.
¡Patria, socialismo o muerte. Venceremos!


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About Ricardo Abud (Chamosaurio)

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