¿Cómo sería el juicio de Chávez?
Jhoel Ignacio Herrera G.
Después de observar con horror el juicio y la sentencia que realizaron contra Saddam Hussein, no pude evitar, el que mi mente volara y llegara a concebir una irrealidad llena de falacia en la que terminé imaginándome cómo sería un juicio en contra del Comandante Chávez.
Para imaginarnos éste último (el juicio a Chávez), miremos, solo superficialmente, el juicio que le hicieron a Saddam Hussein.
El tribunal encargado de enjuiciar a Saddam, estaba integrado únicamente por chiítas, quienes desde hace muchísimo tiempo son enemigos declarados de los sunitas. Con Saddam jamás se cumplió el debido proceso. Asesinaron a tres abogados de su defensa. El gobierno de George W. Bush dio carta blanca a todos los excesos, que dicho tribunal viciado quisiera ejercer. Y por último, lo condenan a morir en la horca, violando aun la condición militar del imputado, quien en todo caso debía morir por fusilamiento y no deshonrarlo como lo hicieron en la ejecución asignada.
Ahora bien. ¿Cómo sería el juicio de Chávez?
Por supuesto que el leguleyo de Julio Borges reclamaría la facultad de ser el juez, pues, el haber dirigido aquel circo transmitido por RCTV, que se llamaba “Justicia para Todos”, le da el derecho a encabezar el tribunal. Coparticipes en la bancada del jurado “acusador e instigador”, veríamos a: Oswaldo Álvarez Paz, Cabeza e’ Motor, Napoleón Bravo, Orlando Urdaneta, Rafael Poleo e Ibeyise Pacheco.
Una vez montado el circo, que por supuesto no estaría patrocinado por EE.UU. ni auspiciado por RCTV y Globoterror, comenzarían a esgrimir toda su furia y viendo que ésta, la Constitución de 1.999, es una de las mas completas a nivel mundial en términos de Derechos Humanos, entonces la volverían a eliminar, reponiendo nuevamente la de 1.961. Y como todavía no verían saciada su sed de venganza. Pondrían bombas en cuanto vehiculo pertenezca a abogado que pretenda defender al Comandante.
Para finalizar, se dictaminaría la culpabilidad absoluta, sin que jamás el acusado tuviera permiso a rebatir, desmentir o aclarar nada, y la condena sería a pena de muerte. - Pero ya va… (diría la Pacheco), en Venezuela no existe la pena de muerte -. A lo que saltaría el cobarde de Rafael Poleo, - Un momentito Ibeyise, te equivocas, en Venezuela sí existió, o se te olvida que en la Cuarta los adecos y copeyanos a mas de uno se echaron al pico. Así que si aquellos pudieron nosotros también -. Pero Cabeza e’ Motor como siempre no se calla, y les recuerda que - no se le pueden pedir “peras al horno”, que si ya lo tienen ahí, que lo juzguen y le den cárcel y ya -. Pero salta el gusano de Orlando Urdaneta, quien trata de hablar español, pero la lengua se le pega en el “como – como – como”, por lo cual Álvarez paz le cierra la boca a Urdaneta y le dice que se vaya con su wuachi wuachi pa’ otro lao’, pero el solemne de Napoleón, que trae instrucciones frescas del norte pone orden en la sala, solicitándole a sus colegas que suspendan todo y dice, - porque hay que salir a cazar hasta el último chavista, y que no se asusten, porque es verdad, ellos son mas de 7 millones, pero recuerden que 4 millones es mas que 7. Hasta que Julio Borges, se da cuenta que ya no tiene dividido solamente el partido, sino también el jurado y dice: - Mejor dejemos de creer en “cantos de ballena” y hagamos lo que dice el “Mein Kapf” (Mi Lucha, libro escrito por Hitler en la carcel), porque recuerden apatridas, son copias directas del manuscrito original de papá Bush -.
Y así saldría Mr. Danger al día siguiente y a repetir lo mismo, que él nunca se quiso meter en el juicio, y que eso lo dejó en manos de las autoridades venezolanas, quienes jamás se vieron influenciadas por nadie externo.
Jhoel Ignacio Herrera G.
jhoelherrera@hotmail.com
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