NAVIDAD ROJA ROJITA.
Escrito por Mario Forti
La navidad roja rojita vistió a San Nicolás más rojo que nunca en Venezuela y el pimentón rojo abundará en las verdes y amarillas hallacas criollas. Por primera vez en muchos siglos el nacimiento de Dios se va a celebrar con una conciencia escarlata que tiene la misión de llevar al pobre de la mano a la gran mesa de la justicia social que vivimos en la patria de Simón, nuestro invitado especial, gran combatiente del satánico consumismo feroz.
Sino podemos hacer justicia con los más débiles, si no somos capaces de darle a ese niño descalzo que vive en cada uno de nosotros, el zapato y el suelo firme de una realidad más igualitaria, sino podemos comernos con su hermanita en pantaleticas, el dulce pan de la armonía que celebra la llegada oportuna de Dios, y si no alcanzamos levantarle el techo a sus padres que están cansados de tapar los huecos del hambre por donde se filtra incansable el agua del egoísmo; decimos que sino tenemos la rubicunda fuerza para vestir íntegramente a la olvidada familia humilde y rebelde de nuestra nación carmecí con el ropaje de la dignidad que el Profeta de la Justicia de Belén nos trajo hace más de 2500 años ¿de qué nos sirve seguir hablando de revolución?
El rojo rubor de muchos políticos cuyos verdiblancoamarillos corazones se escondieron detrás de la bandera socialista bolivariana estos últimos 8 años ha comenzado a destilar un sudor amargo y necrofílico, producto de lo que significa para ellos el nacimiento del niño Unico en esta navidad roja, rojita, reclamando la unidad de los verdaderos compatriotas. Todos ellos y sus allegados saben, sienten, perciben que el rojo que temían significa un rojo tomatazo por la cabeza blanca del fatídico error. ¡El niño de rubí y granate nació hablando claro: ¡Sino hay justicia no habrá paz!
Queremos oír y ver de una vez por todas que en Venezuela no hay familia por humilde que sea que no tenga que deshumanizarse para celebrar el nacimiento del Justo entre los justos bajo el cielo rojo de nuestra revolución. Tenemos que sacarnos el rojo corazón de nuestros pechos para salpicar con su sangre de lucha justiciera todos los arbolitos de navidad que invisibles quieren compartir el derecho a tener lo elemental en la vida y el derecho a ser dignos de la luz, calor y vida de la justa revolución, por eso celebramos el nacimiento del niño revolucionario que este Domingo 24 en la noche va a decir:¡JUSTICIA! Poniendo sus redondos cachetes más rojitos que nunca antes a la vista de la humanidad.
Ojalá que los rojos labios de mi amor enamore tu alma oscurecida por la noche del silencio egoísta y desinteresado, ¡oh revolución! de hombres cegados por el poder, y por lo mismo, alejados del verdadero rojo corazón de la vida: el único poder, que es popular.
Ojalá que entiendas de una buena vez, rosada conciencia que aspira a ser revolucionaria que sino compartes más de tu poder material y temporal con los más pobres, tu corazón nunca llegará a ser humano, como el rojo Adán, y del rosado sólo quedarás amarilla, como el color de la muerte, que siempre está marcando tus límites.
Ojalá que nuestros actos cotidianos tengan como premio el rojo regalo principal de nuestra revolución: ¡No más pobres en Venezuela! ¡Felíz y Navidad Roja! Y Próspero Año Nuevo Rojito Pueblo Venezolano!
¡Que tu Rojo Corazón Sagrado haga Justicia y nos Libere del Mal!
Mario Forti
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