Leticia Barrios Graziani
Polítólogo. Profesora UC
"Los seres humanos somos seres amorosos". H. Maturana
Una de las propagandas electorales del candidato Hugo Chávez, se dio a conocer recientemente como "Mensaje de amor al pueblo de Venezuela", en la que se reitera la motivación del amor en las acciones del gobierno y al mismo tiempo se pide este sentimiento en el acto del voto popular, la propaganda en cuestión generó respuestas de diversa índole por parte de los opositores al actual gobierno, reacción esta que tiene un fondo común, y que no es otro que el desprecio y la ridiculización del término amor.
No es extraño el rechazo al lenguaje del amor en sociedades acostumbradas a la agresión y la negación del otro. Lewis Morgan nos habla de la aparición de la desconfianza, de la guerra, de la apropiación, de la manipulación y del control de la sexualidad con el nacimiento de la sociedad patriarcal, pues con ella se marcaba el fin de la convivencia de las relaciones sociales. Con mayor profundidad, Carlos Marx, explicaba que todas las manifestaciones espirituales de la sociedad son transformadas en mercancías por el capitalismo, en especial el tránsito del valor de uso por valor de cambio experimentado en la sociedad humana significó la despersonalización y la desocialización del hombre bajo el espíritu inhumano y mecanicista del capitalismo.
La sociedad capitalista que se erige sobre la expropiación, la explotación y el acaparamiento no tolera el amor, este se ha convertido en un reducto ridículo y molesto, el amor se feminiza y bien se sabe que todo lo feminizado en la sociedad patriarcal se desvaloriza, basta con decir que algo es propio de mujeres, o típico de ellas, para que pierda valor y se convierta en algo bufo. A ello ha contribuido también la tradición positivista y racionalista, estas ideologías burguesantes se dedicaron a condenar la emocionalidad del sujeto, la marginación de lo sensible y peor aún, a convertir los sentimientos humanos en parte de la razón instrumental de la sociedad de consumo.
Pese a ello, el amor aparece hoy reivindicado en las tendencias filosóficas más críticas y lúcidas de nuestro tiempo, se asume en la razón sensible del raciovitalismo de Maffesoli, y en casi todas las corrientes postracionalistas del pensamiento occidental. Al contrario de lo que piensas nuestros ideólogos oligarcas, el amor posee contenidos serios y fuertes, como dicen Maturana y Varela, el amor llega a ser lo que define las relaciones sociales en una sociedad, ello implica la aceptación del otro junto a uno en la convivencia, es el fundamento biológico del fenómeno social; sin amor, sin aceptación del otro junto a uno no hay socialización y sin socialización no hay humanidad. Cualquier cosa que destruya o limite la aceptación del otro junto a uno, desde la competencia hasta la posesión de la verdad, pasando por la certidumbre ideológica, destruye o limita el que se dé el fenómeno social, y por tanto lo humano, porque destruye el proceso biológico que lo genera.
Por ello, hablar de amor en sociedades oprimidas es hablar obligatoriamente de la necesidad de una transformación radical de la misma. Es natural entonces, que un candidato que cree y piensa en el socialismo, use apropiadamente el término amor en su mensaje político, ya que el socialismo es la única sociedad donde existe esa posibilidad. Por último, hay que decir que el amor es una ética, o mejor dicho, la única ética posible, es la preocupación por las consecuencias de las propias acciones sobre otros, no es la preocupación por sí mismo, tiene que ver con la responsabilidad. La preocupación ética no tiene fundamento racional, se funda en la emoción y en el amor.
leticiabarrios@hotmail.com
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