Los Olvidados de siempre.

Los Olvidados de siempre.
Por: Ricardo Abud
(Poesía sin rima del pobre)

La poesía que escriben los olvidados no lleva rima implícita, generalmente mucha metáfora, sin saber lo que representa.
Es una poesía carente de versos, solo unas cuantas estrofas acompañan el sentimiento de aquel que quiere trasmitir con la escritura su pesar de no tener un lugar, de no ser admitido. Siempre será una canción sin música, que moldea un lugar en el escenario de la vida terrenal.

Sus recuerdos claustrofóbicos son tornillos de papel que desprenden la fragilidad de los sueños de todo aquel que osa plasmar en un escrito, su sentir.
No hay razones para no leer, son intentos no fallidos en busca de contribuir con una verdad que transita épocas en que nuestra Revolución necesita del concurso de todo aquel que un día, cansado de pensar, quiso plasmar en el papel todo un caudal de reflexiones y con ello brindar emociones muy a pesar de sus fallas ortográficas, que atenten contra el sentido intelectual del buen escribiente, del letrado culto.
Brillan en mi memoria palabras que cruzan sin cesar, de escribientes que atemorizados por el bochorno, se escoden, y no se permiten el decir pañuelo blanco o blanco pañuelo, las críticas corren como caudales de miserias infrahumanas, que lejos de atraerlos, los dejan correr sin horizontes en los atormentados desiertos del olvido y del anonimato. No son protagonistas de novelas, solo son revolucionarios.
Cuando rememoro el largo trecho que hemos caminado, siento nostalgia por la hipocresía de los disfraces que hoy se sientan a degustar una langosta, sin recordar las sardinas noctámbulas del bodeguero de la esquina del barrio.
Hoy se ríen del hambre y caminan, voluptuosos, esteriotipados y sedientos de la lujuria que han de pagar para disfrutar. No se acuerdan de las noches de caballito frenado, solo tienen paladar para el güisqui adulto, aquel que les fue negado en el barrio, ese al que no se tuvo acceso ni en épocas decembrinas, en las mesas de los disfraces rojos.
Hoy deambulan sonámbulos por las calles bonitas de la mentira, viven una vida llena de alegrías, no soportan la canción de la fidelidad. Las trincheras son bajas y fáciles de saltar.
En la vía que conduce al barrio no hay calles bonitas, pero si llenas de mucha honestidad, gente bella que duerme en las noches el sueño de la verdad, no deambulan, sus pasos son firmes, su conciencia está intacta. Las trincheras son murallas que no quieren saltar.
Los retoños se fertilizan con amor, se riegan con honestidad y se cosechan con conciencia.
La Revolución Bolivariana, ha comenzado a brotar líderes y a inseminar la curiosidad de muchas personas, los está alimentado de sentido crítico que muchas veces nos empeñamos en silenciar, no se puede silenciar la voluntad del hombre olvidado, es un pecado capital.
La lucha por la participación que nos ha dado este proyecto político no puede cuestionarse por motivaciones perversas, cargadas de un sesgo que se nutre de la incapacidad de ver mas allá de nuestro pensamiento.
Las frustraciones no pueden ser motivadas ni arropadas en el seno de las masas, hay que dejar fluir la curiosidad y el aprendizaje enriquecedor, de otra manera estamos condenados al pensar que solo unos pocos son los elegidos, los más capaces, no podemos permitir que cúpulas nos roben nuestras ilusiones y nos destierren en la irracionalidad que hoy comenzamos a expropiar de nuestra mente.
Nuestra labor es coadyuvar a encaminar la liberación de aquellos que siempre han estado hundidos en el olvido, y los medios alternativos deben hacerse eco, deben esforzarse en sumar, no podemos caminar al lado de aquel que se olvido del olvido y hoy se sumerge en una nueva valoración de una realidad que le es ajena.
Muchas veces nadie nos quiere escuchar y solo nos quedamos inmersos en la duda de que estamos haciendo lo correcto. Es necesario escuchar, es necesario oír. Debemos ser solidarios, de lo contrario nunca saldremos del olvido.
Ser conscientes nos ayudará a liberarnos de nuestras propias miserias.
La luz de la Revolución es el camino a transitar, hoy los disfraces se ríen del desposeído, no miran hacia atrás el hambre que dejaron, solo miran al frente y buscan alejarse cada día más y más de los que hoy nos acostamos pensando que mañana no tenemos que comer, de los que mañana debemos rendirle culto y pleitesía a aquellos con los cuales compartimos nuestra hambre, nuestro dolor y nuestro sueños.
Mañana será un nuevo día y seguro caminaremos casi descalzos, pero SEGUROS QUE NUESTROS SUEÑOS SON NUESTROS Y YA NO DE USTEDES.

No volverán

Patria o Muerte
Venceremos

P.D. No podemos decaer, la lucha es larga y al final la depuración nos dará la razón. Somos mayoría, somos pueblo, somos Patria, somos Revolución.

chamosaurio@gmail.com




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About Ricardo Abud (Chamosaurio)

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