A MIREYA TABUAS,
sobre la migración de venezolanos. (Periodista)
Por: Ricardo Abud
Por: Ricardo Abud
Con todo respeto quisiera
complementar sus líneas dedicadas a los miles de jóvenes venezolanos que
decidieron hacer vida en otras tierras.
Ante todo quiero disculparme
sobre sus orígenes, su escrito me llego como periodista Chilena, pero la
confusión me surge luego de que coloqué su nombre en Google y al parecer es de
nacionalidad venezolana; sin embargo, más allá de sus orígenes, quiero
referirme a sus conmovedoras líneas, que para ser honesto, tocaron las fibras
de mi alma.
Quiero darle las gracias primero
por su escrito cargado de mucha objetividad en muchos de sus párrafos y los
buenos deseos para esos jóvenes que ayer decidieron tomar vuelo y emprender una
vida fuera de la tierra que los vio nacer.
Permítame presentarme, mi nombre
es tal cual como aparece en la autoría de lo que escribo, allá en los años 70,
me tocó migrar para poder realizar un sueño, estudiar y hacerme un profesional
universitario, fueron años muy difíciles los que vivíamos en nuestra patria, la
exclusión social era muy grande, estudiar en la Universidad Central de
Venezuela para muchos era una utopía, seguramente para muchos de los jóvenes
que usted describe en sus líneas, hubiese sido muy sencillo; sin embargo,
estudiar Agronomía en la precitada universidad, significaba mudarme a Maracay
(vivía en Caracas) así como cubrir los gastos de estadía y estudios, lo cual
era imposible debido a la situación económica de mis padres, distinto si
hubiese tenido la suerte de salir premiado con un cupo y beca, cosa que no fue
así como para la gran mayoría de jóvenes venezolanos, compatriotas, a quienes se les negó el acceso a estudios
universitarios, para el momento las oportunidades no eran iguales para todos,
menos aún las condiciones. Gracias a la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas (URSS), obtuve una beca y logré cursar estudios universitarios.
Usted se preguntara porque hago
referencia de lo anterior, la repuesta deriva de las líneas de su escrito,
específicamente en unas palabras que quedaron en el vacío de la interpretación,
cito textualmente: “En su vida “antes de” era quizás un
estudiante de los últimos años de una buena universidad, o un recién graduado con pasantías en importantes
empresas, o una joven promesa de su disciplina, o un profesional que escalaba
rápidamente puestos en la compañía”.
“Antes de” nuestra Venezuela estaba preñada de exclusión social,
vivíamos en una sociedad de restricciones morales fuertes, arraigadas en nuestra alma, pero con una
formación muy sólida que recibíamos en nuestros hogares, cargada de valores
éticos y de respeto a nuestros semejantes; al no ser incluyente, las penurias
de nuestros jóvenes eran muchas. Por lo que pude leer, usted se formó en el
prestigioso Colegio Emil Friedman, Caracas 1970–81, una de las mejores y más
costosas instituciones privadas del país, ni que decir de lo que representa
socialmente, usted sin lugar a dudas fue una joven privilegiada y sus padres
seguramente no escatimaron recursos en su formación. Después llego a la
Universidad Central de Venezuela (Universidad gratuita) a estudiar Comunicación
Social, claro, seguramente para usted fue muy fácil conseguir su cupo, pues no
era lo mismo salir graduado del Colegio Emil Friedman, que salir graduado del
liceo de algún barrio caraqueño. Creo
hoy que sus líneas son autobiográficas, con todo respeto.
“Antes de” el pensamiento de nuestros jóvenes (y me incluyo), no estaba diseñado para pensar de esa manera tan
bonita que usted describe con tanta pasión, cito textualmente: “Desde
niño seguramente se trazó un camino hacia el éxito profesional. Nunca le tocó
más que dedicarse al cultivo de sí mismo, nunca se mentalizó que iba a hacer
otra cosa. Su vida era estudiar y su destino graduarse y trabajar en una buena
empresa” … Mi espetada periodista, aquí diferimos, Ud. seguro se
refiere a los jóvenes que como Ud. gozaban de oportunidades; pues, le indico
que, “Antes de” aquellos que necesitábamos salir a la calle para ayudar
a nuestros padres con la carga familiar …cómo podríamos pensar en el cultivo de
nuestra alma? …cómo mentalizarnos en trabajar en una buena empresa como
profesionales, sino teníamos como acceder a formación integral en alguna
Universidad del país?… Le repito, la
exclusión social “Antes de” era
TOTAL, claro, ustedes no podían darse cuenta de ello, ya que sus vidas estaban
marcadas por todas las cosas bonitas que usted refiere, “cultivar el alma”, la verdad es que, al día de hoy no sé a qué se
refiere. Ustedes vivían en un mundo paralelo muy diferente al resto del país.
Podría incluso describirle el panorama de dificultades y calamidades que a los
afortunados que pudimos terminar la educación formal nos tocó vivir, sin
embargo, me lo reservaré debido a que no es el objeto de la presente.
Usted en sus líneas nos habla de
un país descuartizado, lleno de horror, supongo que describe el “Antes de”, un país en el cual dos Partidos
Políticos mantenían la Hegemonía del Poder, donde nadie se ocupó por más de 40
años del ochenta por ciento (80%) de venezolanos excluidos, país en el cual la
miseria llego a su máxima expresión, pese a la cantidad de recursos que
percibió producto de la Renta Petrolera. Ese país que descuartizaron se llenó
de ranchos a lo largo de ese maravilloso Valle de Caracas, paisaje que muchos
no quieren recordar, cuando hoy han sido dignificados con una vivienda digna,
claro debemos escribir y resaltar lo malo, no lo bueno, es típico de todos
aquellos que como usted seguramente se han ido del país.
Su altruismo no tiene comparación
para describir lo que les toca vivir a muchos compatriotas que hoy viven en
cualquier parte del mundo, realizando actividades no propias de su formación académica,
y eso me tocó vivirlo en carne propia, en mi paso de inmigrante en los EEUU; y
más aún, sé lo difícil que puede llegar
hacer como Padre ver a un hijo tener que ganarse la vida de esa forma, porque
un día decidieron marcharse del país, por la razones más rebuscadas o no, con
razón o sin razón, pero al fin de cuentas lo que importa es la decisión que
tomaron y lo que hoy viven.
En lo particular, tengo
conciencia de lo que significa vivir en el extranjero, debido a que tuve que
migrar para poder alimentar a mis 3 hijos, ya que en Venezuela durante el “Antes de”, que usted refiere (Cuarta República), se me negó el derecho al
trabajo por ser profesional graduado en la URSS. Mi padre era ciudadano
norteamericano y migro a Venezuela, sé que para él no fue fácil la vida de
inmigrante, pero muy a pesar de ello, nunca hemos utilizado el verbo para jugar
con él y tocar las fibras más sensibles del ser humano, nunca politizamos las
decisiones que hemos tomado, menos aún vivir en el extranjero y hablar mal de
Venezuela, país que nos acoge de bondad. Tuve la suerte de conocer a muchos
chilenos, y que a través de las redes sociales nos hemos reencontrado, chilenos
que tuvieron que salir por razones políticas, eran perseguidos, torturados, desaparecidos,
encarcelados, y, en muchos casos, asesinados por la tenebrosa dictadura militar
que vivió ese hermano país (caso de Venezuela, durante la Cuarta República),
viví en carne propia sus tristezas, sus frustraciones, sus alegrías y el saber
que después de graduados no podrían regresar a su querido Chile.
Me indigna que se utilice el
verbo para darle mayor protagonismo a decisiones que cada quien toma, no se
pueden politizar, ni buscar culpables, las razones son muy variadas, que van
desde una moda hasta razones de carácter personal (sean políticas o de
cualquier otro orden), no porque se persiguen, se tortura, se asesina a la
disidencia o porque vivamos en una dictadura, es muy fácil fanfarronear de la
situación de nuestro país en el extranjero, sin mencionar las razones que hoy
nos han llevado a vivir lo que vivimos o deje de reconocer los errores que
desde el alto gobierno se hayan cometido, pero la guerra criminal que ha tenido
que resistir este pueblo ha sido inmensa y ninguno de los que ha decidido
marcharse la mencionan, menos aún las causan que la motivan… Hablar de la escasez, hablar de la inseguridad
es tarea fácil, pero no se menciona que desde la oposición se hacen todos los
esfuerzos para salir de un gobierno legítimamente elegido por las grandes
mayorías, no se dice el proceso de inclusión que solo bajo la Revolución Bolivariana
ha sido posible, donde muchos de esos profesionales de los que usted habla se
han formado en Universidades GRATUITAS (Incluyéndola a usted), donde se ha
reivindicado a los jóvenes y se ha procurado fortalecer los valores éticos y
morales. Hay grandes fallas aun por corregir y se trabaja para ello.
El mundo en que usted vivió, fue
un mundo paralelo al de las mayorías de los venezolanos de la Cuarta República.
A la luz de lo referido por usted, me parece maravilloso que esos jóvenes que
se han ido, refuercen, más que reforzar puedan entenderlo, valores de solidaridad,
de humildad, que ustedes nunca poseyeron, usted, como muchos que estudiaron en
el Colegio Emil Friedman, veían no solo a los garzones, recepcionistas y a
tantos, inferiores a ustedes, con desprecio, me lleno de satisfacción el saber
que estos jóvenes vendrán cargados con mucha fortaleza, que se reencuentren con
el cultivo de sus almas, hacia valores de amor, de paz y que toda la soberbia y el desprecio que
sentían por sus semejantes aquí en Venezuela desaparezca, para que con el favor
de Dios sean personas de bien, dignas y con mucha sed de justicia y bienestar
social, reforzando el Patriotismo y sentido Nacionalista que debe prevalecer,
más allá de entender que no hay fronteras en este mundo, todos somos semejantes
y debemos gozar de las mismas oportunidades y condiciones para salir adelante,
con el fin de sacar al mundo a flote ante tanto desprecio y racismo que hoy
invade y divide a muchas naciones del planeta. Entender que Venezuela siempre
fue receptora de muchos excluidos del mundo, abrió sus puertas y hoy antes las
decisiones que han tomado nuestros jóvenes y no tan jóvenes, nos encontramos
con un mundo depredador en cual, por culpa de algunos compatriotas, niegan su
entrada, nos ven con desprecio, esos jóvenes (incluyendo a mis afectos) si
algún día regresan, espero vuelvan fortalecidos en amor, mejor formados y con
un gran sentido Patrio. Dios permita que toda esa carga de resentimientos que
muchos de ustedes manifiestan con el verbo, disminuya hasta desaparecer… Confío en que sus palabras son autobiográficas,
que hoy está usted cargada de amor y bondad y que ha entendido que el mundo
paralelo en el que le toco vivir era muy diferente a que le toco vivir a más
del 80% de los venezolanos excluidos por Gobiernos de la Cuarta República
venezolana. Me complace saber que si se puede cambiar. La
felicito.
NO HAY NADA MÁS
EXCLUYENTE QUE SER POBRE.
p.d No fui
becado por ningún gobierno de la cuarta, fui becado por la URSS.
Articulo de la Periodista completo: http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2017/02/14/estos-jovenes-migrantes-venezolanos/
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