Por: Ricardo Abud
La avalancha de compatriotas no se detiene, muchos se siguen sumando a las estadísticas,
no hay manera de frenar el
desmoronamiento social que estamos presenciando, los dolientes sus familiares.
El estado venezolano
y sus instituciones cual avestruz no tocan el tema, por demás alarmante,
tomando como referencia que estamos viviendo una descomposición social, que
acaba con los preceptos de nuestra convivencia, ataca al núcleo familiar, base
de cualquier sociedad, por consiguiente la “Revolución Bolivariana” se ha invisibilizado.
El sueño de Chávez era la trasformación social, por medio de
una revolución espiritual, la contradicción fundamental entre el poder, la influencia y el dinero como
grandes motivaciones en el ser humano
era la esencia a combatir. Chávez lucho contra un sistema capitalista inhumano,
que se alimentaba exponencialmente del ego, contribuyendo a generar un mundo salvaje donde
reinaba la desigualdad económica y social, pero también la enfermedad mental,
la angustia, la depresión y el sinsentido.
Chávez entendía y concebía un mundo en el cual se le diera
prioridad a una genuina motivación
humanista por encima de la gran motivación de ganar más dinero, de acumular más
poder en las empresas o de amasar un mayor reconocimiento social. Nos hablaba
del hombre nuevo, Chávez refería: “El hombre nuevo debe ser como Cristo, capaz
de dar su vida por los demás. El hombre nuevo debe ser como Bolívar, transparente,
honesto, capaz de dar sus riquezas personales, si las tuviera, en beneficio del
interés colectivo, de la patria, hermano, hermana, debe pensar en los demás”,
señalaba: “El hombre nuevo, la mujer, somos nosotros mismos, sólo que tenemos que
dejar cosas muy viejas y crearnos de nuevo, recrearnos desde los valores, como
individuo y como colectivo”. El problema sustancial era que su entorno
no sabía cómo hacerlo menos aun la estructura del partido, por el contrario hoy
sus lideres hipotecaron a ese hombre nuevo en valores éticos-morales de la
cuarta república, por ello la “Revolución Espiritual” quedo estancada en los
mejores deseos del líder del proyecto bolivariano, por consecuencia al no
entender ese proceso lo defenestraron y con ello la base social de nuestra
sociedad como lo es la familia.
Chávez comprendía el pensamiento guevarista, lo
exteriorizaba y enseñaba. Incluso llego a renovarnos la fe cristiana y esta la
asociaba al pensamiento bíblico, y lo expresaba a través de la “Carta de Pablo
a los Efesios” Dice el apóstol: “Despojaos del viejo hombre, que está viciado
conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y
vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la
verdad” (Efesios 4:22-24) postulados que trascienden e interpretan de manera
correcta las características fundamentales de lo que debe ser el Hombre Nuevo
en Revolución. No obstante es necesario señalar, que Pablo entiende la
conversión en estricto sentido personal y religioso, el Che Guevara no, a
través de la lucha revolucionaria expresada en cambios sociales de la sociedad.
El humanismo es otra de las características en esa
conversión hacia el nuevo modelo de hombre social, humanismo marxista.
Históricamente las revolucionarias tienen carácter trasformador, lo económico es fundamental, el marxismo nos explica; que los medios y modos de producción deben
estar en manos del estado como únicos forma de garantizar la distribución de
bienes y servicios de manera equilibrada así como era también una forma de
hacer frente a la dependencia económica de los grandes centros de producción
capitalista, dos elementos que no hemos logrado conciliar en todos estos años,
en relación la primera hemos visto como algunos centros de producción han
pasado a manos del estado y las profundas raíces de una sociedad que se niega a
morir han infectado con la corrupción esos centros productivos y lo han llevado
a la quiebra, el estado no ha sido capaz de generar políticas que detuvieran la
malversación administrativa de esas empresas, la no formación política e
ideológica, el amiguismo entre otras causas. La corrupción se ha adueñado de
las entrañas históricas de la sociedad, ha socavado completamente sus bases y ha
permeado la calidad de vida de los venezolanos que han visto como única forma
de subsistir al caos, migran a otros países
en busca de armonía económica y espiritual, algo que ha sido confiscado por las
instituciones y sus líderes en la actual Venezuela.
Millones de venezolanos han salido del país, en busca de nuevos horizontes, sustituir lo viejo por lo
nuevo, empezar de cero, fuera del país que los educo profesionalmente o les
enseño un modo de vida útil, dejan atrás TODO para dar paso al nuevo comienzo, lo más radicales los critican
de manera enfermiza, no entendieron nunca a Chávez, de haberlo entendido de
seguro hoy tendrían la misma postura política que Chávez les enseño, el
discurso es hoy diferente y se aleja de las acciones, a nadie le importa el
resquebrajamiento de la familia, viven ausentes una realidad virtual, despojan
todo equilibrio necesario del pensamiento Marxista-Leninista, desplazando hasta
la humildad del alma, llenando de codicia sus ya miserables vidas.
La patria debe de nacer nuevamente fortalecida, retomar el
proyecto Bolivariano como eje de
desarrollo económico, social, político y espiritual donde prevalezca el hombre
como fundamento de la nueva sociedad que debemos proyectar hacia el futuro,
donde la justicia y el bienestar social reinen para todos y todas, tenemos una
enorme responsabilidad quienes creemos en el socialismo como única vía
incluyente y de desarrollo. Hoy ante el fracaso de la disidencia política,
surgen enemigos, enemigos dentro de esa misma casta política que dirige al país,
se atreven incluso a desmembrar la “Unidad y Lucha de los Contrarios” rompen
con el marxismo-leninismo y lo atacan, no han entendido ni entenderán lo
equivocados que están, el ego y el poder han podido más que el bien común, no hay punto
de retorno. Sencillamente somos diferentes.
NO HAY NADA MÁS
EXCLUYENTE QUE SE POBRE.
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