El Ejército Popular de Liberación de China (EPL) advirtió hoy a Estados Unidos sobre la alta posibilidad de estallar accidentes militares si continúa la intrusión de aviones y buques de guerra en espacios jurisdiccionales.
Li Huamin, vocero de esa institución, deploró en un comunicado que el destructor USS Martin entrara ayer sin permiso en aguas nacionales cerca de las islas Xisha, lo cual motivó un llamado de alerta y su posterior expulsión.
Según aseguró, Washington demuestra una actitud hegemónica, daña la soberanía de China y viola las leyes internacionales al incurrir en esas prácticas bajo el pretexto de libertad de navegación.
'Exigimos a Estados Unidos abandonar esa conducta provocativa y restringir sus acciones marítimas, si quiere evitar posibles accidentes militares', recalcó Li.
En las últimas semanas China registró en su espacio varios ingresos ilegales tanto de buques como de aviones norteamericanos de reconocimiento.
Además, la administración del presidente Donald Trump añadió 24 empresas del estado asiático a una lista negra por la construcción de infraestructura en el mar Meridional.
Beijing rechazó todos esos movimientos, reafirmó que no teme a las amenazas de la Casa Blanca y lanzó el lunes una ronda de maniobras aéreo-marítimas como disuasivo ante la apuesta por mostrar músculos.
Incluso el Museo Militar del EPL invitó a pilotos estadounidenses a visitar una colección de cazas derribados hace más de un siglo.
La acumulación de fricciones en varios frentes conllevó recientemente al ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, y a Yang Jiechi, director de Asuntos Exteriores del Partido Comunista de China, a abordar los riesgos que enfrentan ambas potencias y el mundo si persisten los desencuentros.
Los dos deploraron, por separado, que el actual gobierno norteamericano ignore cuatro décadas de vínculos con buenos resultados para cada lado, solo por las pretensiones electorales de algunos políticos.
Según recordaron, durante este tiempo Beijing y Washington pusieron a un lado sus diferencias ideológicas, coexistieron pacíficamente y muchas generaciones trabajaron para fortalecer unos nexos, que se articularon de forma estrecha y en múltiples terrenos de cooperación.
Negaron propósitos de China de convertirse en otro Estados Unidos, exportar ideología o entrometerse en asuntos internos de otros países, al reiterar el compromiso con el desarrollo pacífico, mediante la apertura y proyectos mutuamente beneficiosos.
Entre otros puntos, aseguraron que al país no le interesa las discordias diplomáticas e insistieron en la necesidad de establecer un mecanismo de diálogo para darle un vuelco a las relaciones y dejar atrás la etapa más desafiante desde su establecimiento en 1979.
ga/ymr
Li Huamin, vocero de esa institución, deploró en un comunicado que el destructor USS Martin entrara ayer sin permiso en aguas nacionales cerca de las islas Xisha, lo cual motivó un llamado de alerta y su posterior expulsión.
Según aseguró, Washington demuestra una actitud hegemónica, daña la soberanía de China y viola las leyes internacionales al incurrir en esas prácticas bajo el pretexto de libertad de navegación.
'Exigimos a Estados Unidos abandonar esa conducta provocativa y restringir sus acciones marítimas, si quiere evitar posibles accidentes militares', recalcó Li.
En las últimas semanas China registró en su espacio varios ingresos ilegales tanto de buques como de aviones norteamericanos de reconocimiento.
Además, la administración del presidente Donald Trump añadió 24 empresas del estado asiático a una lista negra por la construcción de infraestructura en el mar Meridional.
Beijing rechazó todos esos movimientos, reafirmó que no teme a las amenazas de la Casa Blanca y lanzó el lunes una ronda de maniobras aéreo-marítimas como disuasivo ante la apuesta por mostrar músculos.
Incluso el Museo Militar del EPL invitó a pilotos estadounidenses a visitar una colección de cazas derribados hace más de un siglo.
La acumulación de fricciones en varios frentes conllevó recientemente al ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, y a Yang Jiechi, director de Asuntos Exteriores del Partido Comunista de China, a abordar los riesgos que enfrentan ambas potencias y el mundo si persisten los desencuentros.
Los dos deploraron, por separado, que el actual gobierno norteamericano ignore cuatro décadas de vínculos con buenos resultados para cada lado, solo por las pretensiones electorales de algunos políticos.
Según recordaron, durante este tiempo Beijing y Washington pusieron a un lado sus diferencias ideológicas, coexistieron pacíficamente y muchas generaciones trabajaron para fortalecer unos nexos, que se articularon de forma estrecha y en múltiples terrenos de cooperación.
Negaron propósitos de China de convertirse en otro Estados Unidos, exportar ideología o entrometerse en asuntos internos de otros países, al reiterar el compromiso con el desarrollo pacífico, mediante la apertura y proyectos mutuamente beneficiosos.
Entre otros puntos, aseguraron que al país no le interesa las discordias diplomáticas e insistieron en la necesidad de establecer un mecanismo de diálogo para darle un vuelco a las relaciones y dejar atrás la etapa más desafiante desde su establecimiento en 1979.
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