LOS QUE FINANCIARON EL GOLPE DE ESTADO

Ni el dinero ni las ideas, salieron de la oposición boliviana. Fue una obra maestra de la conspiración internacional. Todo sucedió a una velocidad y precisión que era imposible detenerse a pensar qué estaba sucediendo.

A las 20:15 del domingo 20, la (entonces) Presidenta del Tribunal Supremo Electoral (TSE), leyó el primer informe sobre el resultado de las elecciones, con el 83 % de las mesas escrutadas, Evo Morales, había ganado las elecciones, dijo. Luego señaló algo que ningún medio escuchó, “falta ‎contabilizar ‎el voto del área rural”, espacio donde tradicionalmente gana Evo Morales.

Entonces se activó la fase definitiva del golpe que se venía incubando desde hace varios meses.

Ejércitos de bots y trolls, sin una sola prueba, salieron a divulgar en las redes sociales que se había urdido un gigantesco fraude y convocaron a defender el “voto ciudadano”.

Cabe señalar que meses antes, ya sabiéndose derrotado, varios actores políticos, medios de comunicación, ONGs y el partido Comunidad Ciudadana, comenzaron a decir que “iba a haber fraude en las elecciones”, porque todas las encuestas daban por derrotado a Carlos de Mesa.

En lo que dura un chasquido de los dedos, sus demandas pasaron de la denuncia de fraude, a exigir nuevas elecciones, y luego a reclamar la renuncia del presidente.

Cuando nos dimos cuenta, ya había miles de jóvenes armados con morteros, pistolas, machetes y bates de béisbol, que ante la mirada pasiva de funcionarios de la policía y el ejército, se dedicaron a quemar los domicilios de las autoridades de gobierno, secuestrando y torturando a sus familiares.

Seis meses antes, exactamente el 20 de abril, representantes de todo el arco opositor, enviaron una estrafalaria carta al presidente norteamericano Donald Trump, en la que solicitan “frenar la postulación de Evo Morales”. De aquel primer acuerdo, se determinó el envío de un equipo de expertos norteamericanos en informática (hackers) cuya misión consistía en vulnerar el sistema cibernético electoral boliviano la noche del 20 de octubre, día de las elecciones generales para “modificar los resultados e incriminar al TSE”.

Cuatro meses antes de las elecciones, el vocero de Comunidad Ciudadana (CC), Diego Ayo, admitió ante un medio de comunicación (amigo), que su partido “había recolectado en ferias y kermeses: diez millones de dólares”.

El mismo día de las elecciones la OEA, en una grotesca actitud imperial, sin interesarle el 17% que aún faltaba contabilizar, “sugirió” que debería haber una segunda vuelta, sin embargo, nunca hablaron de fraude.

El 70% del presupuesto de la OEA, proviene de EEUU entonces ¿Cómo podría la OEA estar en desacuerdo con EEUU?

Durante la primera semana del golpe, “el analista” Iván Arias, admitió que la encuesta elaborada por la Fundación Jubileo y la UMSA, fue financiada por USAID.

Entre la fiesta de billetes verdes que según avanzaba el golpe, rápidamente cambiaban de mano, el Comandante Nacional de la Policía, Yuri Calderón, recibió un millón de dólares que debía repartir entre los amotinados, como no lo hizo, los sublevados exigieron su renuncia.

Por su parte Bolsonaro, “contribuyó” al golpe, con un equipo de expertos en comunicación para asesorar a los dos candidatos de la derecha en la difusión masiva de mentiras, a través de WhatsApp.

En repetidas oportunidades, Álvaro García Linera, sostuvo que el año 2025: “el producto Interno bruto (PIB) de Bolivia y de Chile, serán similares”. Bolivia posee la mayor reserva de litio del mundo. Por supuesto la oligarquía mapocha, no se iba a quedar de brazos cruzados, y activó con monedas de oro y plata una vieja demanda federal que los cívicos de Potosí mantienen a bala y puñal, y que ya lleva 40 días de paro.

El 4 de septiembre, sorpresivamente arribó a Jujuy, la hija del presidente norteamericano, Ivanka Trump, poniendo de cabeza el protocolo de una ciudad que no acaba de entender ¿Qué hacia la hija del presidente de EEUU en aquella ciudad desamparada? Junto a unos paquetes de folletos de “empoderamiento femenino” los empleados de la embajada, descargaron también varias maletas diplomáticas llenitas de dólares.

Existen cables de la cancillería Argentina que dan cuenta de las reuniones entre el gobernador de Jujuy Gerardo Morales y el líder del Comité Cívico, Fernando Camacho.

Por su parte Roberto Dupuy, cónsul argentino en la ciudad de Santa Cruz, mantuvo asiduo contacto con Camacho. Existen cables en cancillería Argentina que prueban que Dupuy llegó a proponer al gobierno argentino “acompañar las actividades” de este personaje y, en caso de fracasar sus planes de golpe de Estado, sugirió que Argentina le diese asilo político.

A plena luz del día, escondieron en instalaciones de la UMSA, morteros, machetes y escudos que fueron utilizados por “universitarios demócratas”.

Los planes del golpe y el dinero se estaban amontonado sobre la mesa, pero “oh sorpresa”, los golpistas, no consideraron la variable: pueblo.

Una gigantesca marcha, desciende desde la ciudad de El Alto. Cada tanto, aviones de guerra surcan los cielos de la ciudad rebelde que no se tragó el cuento de que hubo fraude.

Mientras la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), instruye a sus afiliados el cerco de las principales ciudades del país; los golpistas, rezan a gritos el padre nuestro en la plaza Murillo.

Fuente: https://www.primeralinea.info/los-que-financiaron-el-golpe-de-estado/
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About Ricardo Abud (Chamosaurio)

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