El polémico tema ya tenía cola, pero volvió a primeros planos mediáticos después que el ministro de Defensa Luis Miguel Ralda asegurara el pasado lunes que 'no era una compra sino una adquisición' lo que se hizo en Argentina, a donde viajó de forma apresurada junto a Morales, el pasado 2 de julio.
Con la exposición ante la prensa de las supuestas razones para conseguir las aeronaves destinadas a combatir el narcotráfico, Ralda dejó más dudas en el ambiente al justificar la transacción valorada en 28 millones de dólares como parte de un viejo convenio militar con el país suramericano.
Además de tener que dar la cara ante una negociación manejada tras bambalinas, el funcionario activó nuevas alarmas sobre la legitimidad del proceso, el cual incluyó modificar un mes antes el tratado bilateral para evadir así la Ley de Contrataciones del Estado, como se supo días después.
El tema llegó a las comisiones del Congreso, donde altos funcionarios del Ministerio de Defensa y de Finanzas fueron citados para explicar de dónde sacarían los recursos de una enorme deuda, no contemplada en el presupuesto.
Ante la presión, la Contraloría General de Cuentas recomendó a la cartera de Defensa que lo mejor era desistir de la compra por esa vía (convenio) para no incurrir en ilegalidades, pero el tema seguirá en el tapete, pues Argentina reclama ahora que no se puede echar atrás un negocio cerrado.
La polémica de los Pampa III, incluso, relegó a un segundo plano la adjudicación de las diputaciones por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) a casi un mes de las elecciones generales del 16 de junio y en medio de sustituciones en el alto mando del departamento de Informática, inmerso en el centro del huracán, para intentar calmar los ánimos ante denuncias de supuesto fraude.
Errores aceptados por el TSE en la digitalización de los datos contenidos en las actas finales de las Juntas Receptoras de Votos, llevaron a realizar desde hace dos semanas un cotejo de votos que aún no termina y avanza muy lentamente por cambios constantes en la metodología.
En medio de tanto caos, la semana cierra al menos con la fiesta cultural que propone cada año la Feria Internacional del Libro (Filgua), dedicada esta vez a las lenguas indígenas, al poeta maya k´iche´ Humberto Ak´abal y a Chiapas, como Invitado de Honor.
Como ya es costumbre, su amplio programa de actividades mezcla venta de libros, encuentros con autores y editoriales, lanzamiento de nuevos títulos y espacios dedicados especialmente a los niños.
No faltarán hasta el próximo 21 de julio, sesiones de cine, música y gastronomía para animar la sede de la Filgua, el Fórum Majadas, en la zona 11 capitalina.
tgj/mmc
0 comentarios:
Publicar un comentario