Por: Fernán Medrano
Deberle a un banco o hallarse en mora es horrible, es lo peor que le puede pasar a un ser humano. Además, a los bancos les gusta prestarles dinero sólo a las personas que no lo necesitan.
La frase “Robar un banco es un delito, pero es más delito crearlo” se la atribuyen a Bertolt Brecht. Tal vez fue el dramaturgo y poeta alemán quien resumió como el que más en esta sentencia toda la tragedia que en asuntos financieros sufren millones de personas.
En Colombia, por ejemplo, ocurre que los bancos han impuesto un castigo, un tipo de condena, que consiste en reportar a los clientes morosos en las centrales de riesgo (tales como CIFIN y DataCrédito) con calificación negativa, lo cual parece una condena a cadena perpetua, porque en la práctica nadie sabe hasta cuándo las entidades financieras mantendrán dicho reporte negativo, a pesar de que la ley ha establecido un tiempo determinado.
Cabe recordar que los bancos se originaron en una banca, por eso para crear un banco no se necesita tener dinero, sino ser muy ambicioso y un insaciable comerciante. Sacar a flote todas las perversidades de negociante despiadado. Los tigres más atrevidos triunfan, aseguran.
En la película El Lobo de Wall Street, protagonizada por Leonardo DiCaprio, se muestra cómo el personaje principal del film, que es un tipo fracasado y en bancarrota, llega a amasar una cuantiosa fortuna vendiéndoles ilusiones a las personas. Jordan Belfort monta una especie empresa “captadora de dinero” sin oficinas lujosas ni nada. Desde allí realiza todas sus operaciones transaccionales. Vende basura por teléfono. La suya es una empresa de papel.
Del mismo modo los bancos se contactan con los usuarios para ofrecerles sus servicios. Al principio les pintan un mundo de maravillas. Que las tarjetas de crédito son el mejor invento del mundo, que los primeros meses de estar utilizando la tarjeta de crédito no van a cobrar intereses, incluso. Mejor dicho, la amabilidad está a flor de piel. Es un verdadero trato cordial y respetuoso. La delicadeza en la atención al cliente es lo más importante hasta que el usuario empieza a fallar en el pago de las cuotas del crédito.
Llaman a los teléfonos de todas las personas que sirvieron de referencias. Casi todos los días se comunican para informarles que el familiar o amigo está en mora con la entidad bancaria. Es lo más similar a un acoso. Es una situación enloquecedora. El nivel de estrés es altísimo por causa de dichas llamadas telefónicas. Por las noches ningún deudor puede dormir.
En el saludo se refieren al cliente como apreciado o estimado usuario. Eso es falso. Quien estima a una persona no le causa tanto estrés.
En un país sin tantos vacíos legales, esa actitud sería tipificada como delictiva. Pero en Colombia los bancos hacen y deshacen y, asombrosamente, siguen dentro de los límites de legalidad.
Deberle a un banco o hallarse en mora es horrible, es lo peor que le puede pasar a un ser humano. Además, a los bancos les gusta prestarles dinero sólo a las personas que no lo necesitan. Tienen que tener un músculo financiero abultado, una chequera y bienes con qué responder. De lo contrario no se podrá acceder al préstamo. Hay que llenar una cantidad de papeles, con lo cual debe demostrarse que no se necesita el dinero solicitado.
Resultaría más barato venderle el alma al diablo. "El banquero es alguien que te presta su paraguas cuando hay sol y te lo retira cuando llueve", dijo Mark Twain.
En Colombia y en el resto del mundo hay víctimas por diversas causas, las hay por el conflicto armado, las guerras, pero no son las únicas, pues también hay otras: las que son perseguidas por la guerra comercial, por la violencia económica. De esas poco o nada se habla.
0 comentarios:
Publicar un comentario