Por: Ricardo Abud
“El peor enemigo de la revolución es
el burgués que muchos revolucionarios
llevan adentro.”
―Mao Zedong
Viene a mi memoria una frase del Dr. Eduardo Gallegos Mancera: "los errores políticos son los responsables de la pérdida del poder, podemos equivocarnos de cualquier otra manera, menos políticamente". Sabias palabras que aún muchos de nuestros políticos no quieren entender, por diferentes razones que no vienen el caso analizar.
Han sido muchos los errores políticos que hemos cometido en todos estos años de revolución, algunos se han corregido otros ni siquiera los entendemos como errores. La prepotencia subordinada a la estupidez ha jugado un factor preponderante en esta derrota, más que una derrota, yo en lo particular la asumo como una victoria, el pueblo chavista ha cedido un espacio en esta dura guerra por la vida en la construcción del socialismo, mas no ha cedido el proyecto político que nos legó el Comandante Hugo Chávez Frías. Un espacio importante, más no determinante.
Los vencedores han comenzado mal la administración de ese espacio, menos no se podía esperar de ellos, es ahora cuando los constitucionalistas comprometidos verdaderamente con este proyecto político tendrán mucho trabajo, ni que decir del TSJ. Lucirse en el plano político es solo un paso en esta dura batalla. No es hora de criminalizar los errores cometidos, es hora de un profundo análisis reflexivo que nos permita entender sin restricciones emocionales lo que está en juego. La derecha no va a parar en sus intentos de tomar el poder político, hoy saborean una victoria que para delos que estamos en el lado contrario de la acera, estaba cantada de calle. En lo particular no asumo este revés político con tristeza, muy por el contrario, comienza la creación de escenarios que nos permitan avanzar sin mayores contratiempos en el entendido de sumar al análisis la corrección de los errores cometidos.
No subestimo al adversario político, pero siguen subestimando a un pueblo que muy a pesar de esta derrota, sigue creyendo en un proyecto político que la derecha seguirá boicoteando, una clase política que no le interesa el país, nunca le ha interesado, una derecha que ha sido la protagonista de una guerra económica sin precedentes, en contra del pueblo venezolano, intereses muy bien marcados, que solo persiguen entregar el país al Fondo Monetario Internacional y a sus políticas neoliberales, entregar nuestras riquezas al imperialismo norteamericano, en la búsqueda continua de la consolidación del poder hegemónico. El odio ha jugado un papel predominante, el bajo nivel político de aquellos cuyo ADN regresivo de ignorancia nos ataca de manera inclemente, calificativos infames que rayan en la discriminación y la exclusión. Los excluidos no tienen derecho a nada, es la derecha que por mandato divino deben tener acceso a todo el bienestar posible, son ellos los educados, los instruidos, los que deben por tradición, tener todos los derechos habidos y consagrados en nuestra Constitución.
La derecha ha entendido que Venezuela cambió, no a partir de ayer, cambió con la llegada de Chávez al poder, y hoy con 18 victorias electorales de 20, no es la misma de Carlos Andrés y su paquete neoliberal. La mimetización del discurso de las elites de la derecha venezolana está representada por esos factores que pretenden entregar el país, sin entender que la correlación de fuerzas y la nueva estructura geopolítica cambió para no regresar a viejos esquemas de oprobió.
Una derecha apátrida, acostumbrada a organismos afines al imperialismo norteamericano, como la OEA, a la imposición de recetas del Fondo Monetario Internacional y el control de mercados, creen que han despertado del letargo del cual ellos mismos fueron responsables y hoy pretenden camuflarse como salvadores del desastre que ellos han creado a través del boicot a nuestra economía. Hoy la derecha habla de liberar el mercado cambiario con la excusa de revitalizar la economía y comience una fuga de divisas que colapsara a nuestro país, así mismo pretende seguir al pie de la letra el esquema burgués de apertura de capitales y libre comercio, eliminar las políticas de precios justos y derogar leyes que amparan a los trabajadores del país. Las ganan no empreñan definitivamente.
Más allá de los errores políticos cometidos, esta nuestra actividad y posición a lo individual que se desarrolla en estrecha relación con nuestro proceso político y revolucionario, de conformidad con la ideología de vida y el carácter social (socialista) de la patria y consonó con nuestra moral. Concebir el bienestar material de la sociedad y el mundo espiritual como indisoluble es un ideario indivisible y debe guiarnos en nuestra actividad y nuestra vida. Hoy para los que apoyamos la revolución bolivariana no es completamente extraña la concepción burguesa y revisionista de la vida, cuyas manifestaciones más características son el individualismo y el egoísmo desenfrenado, el afán de lujo y la satisfacción de todos los caprichos, el desorden y la degeneración, el parasitismo y la criminalidad, que se han convertido en lacras morales y sociales incurables de la actual sociedad que pretendemos enterrar y no hemos podido hacerlo. La derecha lo sabe y es por ello que a través del proceso de desestabilización y guerra económica nos conminó a exaltar y recrudecer esos vicios y llegar al punto de cuestionar la lealtad hacia nuestro proceso político, hacia nuestra revolución.
El camarada Presidente no la ha tenido fácil, pero ayer a pesar de todo el pueblo chavista salió a votar, hoy el Presidente Obrero no está solo, tiene a un pueblo que lo sigue, Chávez somos todos, Chávez es un pueblo, es un legado, es lucha por la reivindicación de los excluidos, Chávez es revolución. Hoy seguimos Camarada Presidente rodilla en tierra, apoyándolo y dispuestos a acompañarlo en el terreno que debamos desplegarnos para defender los logros de nuestra revolución. Camarada Presidente usted no está solo, aun somos millones.-
NO HAY NADA MÁS EXCLUYENTE QUE SER POBRE.
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