HACE 10 AÑOS, EL 11 DE ABRIL, ESTA MISMA OLIGARQUÍA ASESINABA LAS ESPERANZAS DE UN PUEBLO
Por: Martín Guédez
Que el pueblo se despertó del sueño en un por ahora”Así lo canta Amilcar Briceño, así la palabra viva, esa palabra rebelde, descubre el fuego sagrado de nuestros febreros y abriles. Abril, que como hoguera palpitante se hace presente en nuestra historia. Abril, aquel 19 de hace ya doscientos años, que como pájaro de alas doradas brillando contra el azul cielo nos recuerda con la fuerza de pueblo haciendo historia que nacimos con vocación libertaria y nada ni nadie podrá doblegar este glorioso destino. Abril, el de “seguid el ejemplo que Caracas dio” pero también el del “vil egoísmo que otra vez triunfó”. Glorias y miserias, triunfos y derrotas de la eterna lucha de clases.Abril, el de la consumación de la ignominia. La oligarquía criolla, tan asesina y apátrida como siempre, esta vez de la mano y con la complicidad activa de factores internacionales muy poderosos, muy maléficos, muy inmorales, muy ambiciosos y retorcidos daba el zarpazo. Factores maléficos como los del Imperio estadounidense, esta vez bajo la conducción del Junior Bush, de Dick Cheney y Donald Runsfield, de las transnacionales o de la España con agrio olor a sangre de Federico, la España del miserable franquista, José María Aznar y ¡no podía faltar! La oligarquía colombiana de sempiterna vocación santanderista y antibolivariana, tan grotesca como inmanente consumaba el más retrógrado golpe de estado con masacre incluidaA lo largo del interminable 11 de abril fuimos viendo, entre la angustia y la impotencia, como se cerraba una trampa mortal sobre el bravo pueblo. Una multitud enardecida, enloquecida y enajenada por los medios de la propaganda infernal, era lanzada al asalto de Miraflores, a la confrontación con el pueblo que allí permanecía fiel al instinto porque olía la tormenta. Y luego la pólvora, los disparos, la muerte, la sangre y el terror clavando sus garras sobre el alma noble de un pueblo indefenso. Y llegó el día 12 de abril, se consumaría la ignominia, Un personajillo de opereta de cuarta categoría consumaba, previa desaparición del cuadro y la mirada adusta e insociable del Libertador, Simón Bolívar, se autojuramentaba cual Napoleón en Notre Dame pero sin la gloria ni la grandeza del corso e iba echando a la jauría uno a uno todos los valores de la democracia ¡todos!, todos sin que quedara uno en el acogedor olvido. La jauría exigía sangre y sangre le daba el personajillo representante de la insaciable oligarquía.. Agujero negro, fusilazo de muerte que traspasa el tiempo, tiros lúgubres comparecen del infierno, bocanada viscosa corta en dos el iris, lazo de esperanza primero del pueblo.., Pasa de mí, Señor, este vaso de excremento, Caifás omnipresente sonríe grosero, el zamuro calvo corta las alas del zapatito nuevo rasgando la nube del amor primero. La trampa estaba montada, el niño caía abrasado en fuego,, altar de sangre se ha vuelto, un territorio preñado de ilusiones. La bala corta el suspiro y otra vez, el alma del pueblo gime esperando consuelo aplastado sin piedad por espantajos groseros. El cofre de luz deviene en sepulturero de sueños, di ¿que hemos hecho Señor, para merecer tanto resentimiento, o ganarnos tal desprecio?
Mentiras sobre mentiras y con las mentiras duelo, mentiras y más mentiras y sobre las mentiras hiel, desde esta horrible ventana veo el Gólgota de nuevo y en él al crucificado, ¡están matando a mi pueblo!. Rayo negro, negra la voz y negro el ceño. El heraldo chueco lee el mandato, la burla está consumada, asesinos coronados están matando los sueños.
El zamuro, enano, calvo y viejo, hace mohines sabedores, desde el arcano del tiempo, ofreciendo presas vivas a las fauces ensangrentadas de las hienas en su tiempo. Cada criatura asesinada causaba histeria en la reunión de cuervos. Uno a uno van pasando, urracas ensombreradas, con trajes confeccionados con piel y sangre de pueblo.
¡El manantial de sangre no deja de fluir muerte!. Muerte de Jesús, que muere cuando se muere en el pueblo. ¡Consumatun est! Hace frio negro, un silencio se ha posado sobre el alma de mi pueblo, en mi corazón solo llanto, dolores y cruel tormento. Mañana será mañana y algún día será hoy, mentiras sobre mentiras y sobre mentiras duelo, pero algún día veré el renacer de mi pueblo. Tan duro fue el impacto, tan cruel y descarado que esa noche el pueblo se paralizó. El barrio no acertó a responder. Todo parecía muerto. Un silencio ensordecedor lo aplastaba todo. La sorpresa y la angustia paralizaron al pueblo, nos paralizó a todas y todos. Pero a la madrugada, cuando todo se hacía más oscuro y la noche más noche y más terrible, el barrio comenzó a encender luces que se asomaban como temerosas por las ventanitas de los ranchos. El pueblo estaba despertando. Y luego, a lo lejos un sordo ruido, ya asomaban los primeros rayos del sol del día 13, ¿qué era ese ruido? era una especie de lenguaje de tambores como los usados por nuestros negros de la costa para avisar la llegada del blanco asesino. Era un tac tac tacatá… tac tac tacatá… de los postes de luz convertidos en tambores de batalla, y Josefina, Yuleisy, Margarita, María, ¡ellas! las mujeres ¡siempre las mujeres!, ¡siempre ellas!, ¡ellas siempre y por siempre!, ¡benditas mujeres de la Patria!, eran ellas golpeando acompasadamente los postes de luz, eran ellas despertando al pueblo, llamando a la batalla, y se iban abriendo las puertas, y apareciendo los hombres. Así, mujeres y hombres ahora con un grito desgarrador en el pecho: ¡vamos compatriotas!, ¡vamos a rescatar a Chávez que lo quieren matar¡ ¡vamos que lo tienen preso!, ¡vamos compatriotas!... y aquella hilera de hombres y de mujeres se fue haciendo canto, y el canto rabia, y la rabia decisión épica y definitiva . ¿A dónde vamos?, preguntábamos ¡a donde sea, a donde lo tengan!, ¡Dicen que lo tienen en Fuerte Tiuna! Pues allá vamos ¡Vamos!, ¡Vamos compatriotas! Y la hilera se hizo masa y la masa en movimiento se hizo pueblo en revolución. Amaneció el 13 de abril, día de pueblo, día de gloria popular, en los ojos y las manos de todas y todos la decisión revolucionaria, el fuego sagrado de la libertad… las mujeres de primero, desafiando la violencia al paso de las patrullas de la Policía Metropolitana de Alfredo Peña, tan desconcertados los policías como sus amos ante esta rebeldía indomable. Hasta Fuerte Tiuna, hasta donde los fusiles amenazaban con sus ojos negros, hasta los tanques amenazantes, hasta la gloria y hasta el infierno si fuera necesario. Entre lágrimas y angustia la palabra se hizo presente estaba resucitando el pueblo ¡EL 13 DE ABRIL RESUCITÓ UN PUEBLO!¡APRENDAN DE UNA VEZ MISERABLES OLIGARCAS!¡CHÁVEZ ES PUEBLO!
Por: Martín Guédez
“Siglos de sol en la piel, sus bienes y sus males
Sintiendo bajo sus pies presiones infernales
El manto iris tornó del suelo y alzo tanto su voz
Que el pueblo se despertó del sueño en un por ahora”Así lo canta Amilcar Briceño, así la palabra viva, esa palabra rebelde, descubre el fuego sagrado de nuestros febreros y abriles. Abril, que como hoguera palpitante se hace presente en nuestra historia. Abril, aquel 19 de hace ya doscientos años, que como pájaro de alas doradas brillando contra el azul cielo nos recuerda con la fuerza de pueblo haciendo historia que nacimos con vocación libertaria y nada ni nadie podrá doblegar este glorioso destino. Abril, el de “seguid el ejemplo que Caracas dio” pero también el del “vil egoísmo que otra vez triunfó”. Glorias y miserias, triunfos y derrotas de la eterna lucha de clases.Abril, el de la consumación de la ignominia. La oligarquía criolla, tan asesina y apátrida como siempre, esta vez de la mano y con la complicidad activa de factores internacionales muy poderosos, muy maléficos, muy inmorales, muy ambiciosos y retorcidos daba el zarpazo. Factores maléficos como los del Imperio estadounidense, esta vez bajo la conducción del Junior Bush, de Dick Cheney y Donald Runsfield, de las transnacionales o de la España con agrio olor a sangre de Federico, la España del miserable franquista, José María Aznar y ¡no podía faltar! La oligarquía colombiana de sempiterna vocación santanderista y antibolivariana, tan grotesca como inmanente consumaba el más retrógrado golpe de estado con masacre incluidaA lo largo del interminable 11 de abril fuimos viendo, entre la angustia y la impotencia, como se cerraba una trampa mortal sobre el bravo pueblo. Una multitud enardecida, enloquecida y enajenada por los medios de la propaganda infernal, era lanzada al asalto de Miraflores, a la confrontación con el pueblo que allí permanecía fiel al instinto porque olía la tormenta. Y luego la pólvora, los disparos, la muerte, la sangre y el terror clavando sus garras sobre el alma noble de un pueblo indefenso. Y llegó el día 12 de abril, se consumaría la ignominia, Un personajillo de opereta de cuarta categoría consumaba, previa desaparición del cuadro y la mirada adusta e insociable del Libertador, Simón Bolívar, se autojuramentaba cual Napoleón en Notre Dame pero sin la gloria ni la grandeza del corso e iba echando a la jauría uno a uno todos los valores de la democracia ¡todos!, todos sin que quedara uno en el acogedor olvido. La jauría exigía sangre y sangre le daba el personajillo representante de la insaciable oligarquía.. Agujero negro, fusilazo de muerte que traspasa el tiempo, tiros lúgubres comparecen del infierno, bocanada viscosa corta en dos el iris, lazo de esperanza primero del pueblo.., Pasa de mí, Señor, este vaso de excremento, Caifás omnipresente sonríe grosero, el zamuro calvo corta las alas del zapatito nuevo rasgando la nube del amor primero. La trampa estaba montada, el niño caía abrasado en fuego,, altar de sangre se ha vuelto, un territorio preñado de ilusiones. La bala corta el suspiro y otra vez, el alma del pueblo gime esperando consuelo aplastado sin piedad por espantajos groseros. El cofre de luz deviene en sepulturero de sueños, di ¿que hemos hecho Señor, para merecer tanto resentimiento, o ganarnos tal desprecio?
Mentiras sobre mentiras y con las mentiras duelo, mentiras y más mentiras y sobre las mentiras hiel, desde esta horrible ventana veo el Gólgota de nuevo y en él al crucificado, ¡están matando a mi pueblo!. Rayo negro, negra la voz y negro el ceño. El heraldo chueco lee el mandato, la burla está consumada, asesinos coronados están matando los sueños.
El zamuro, enano, calvo y viejo, hace mohines sabedores, desde el arcano del tiempo, ofreciendo presas vivas a las fauces ensangrentadas de las hienas en su tiempo. Cada criatura asesinada causaba histeria en la reunión de cuervos. Uno a uno van pasando, urracas ensombreradas, con trajes confeccionados con piel y sangre de pueblo.
¡El manantial de sangre no deja de fluir muerte!. Muerte de Jesús, que muere cuando se muere en el pueblo. ¡Consumatun est! Hace frio negro, un silencio se ha posado sobre el alma de mi pueblo, en mi corazón solo llanto, dolores y cruel tormento. Mañana será mañana y algún día será hoy, mentiras sobre mentiras y sobre mentiras duelo, pero algún día veré el renacer de mi pueblo. Tan duro fue el impacto, tan cruel y descarado que esa noche el pueblo se paralizó. El barrio no acertó a responder. Todo parecía muerto. Un silencio ensordecedor lo aplastaba todo. La sorpresa y la angustia paralizaron al pueblo, nos paralizó a todas y todos. Pero a la madrugada, cuando todo se hacía más oscuro y la noche más noche y más terrible, el barrio comenzó a encender luces que se asomaban como temerosas por las ventanitas de los ranchos. El pueblo estaba despertando. Y luego, a lo lejos un sordo ruido, ya asomaban los primeros rayos del sol del día 13, ¿qué era ese ruido? era una especie de lenguaje de tambores como los usados por nuestros negros de la costa para avisar la llegada del blanco asesino. Era un tac tac tacatá… tac tac tacatá… de los postes de luz convertidos en tambores de batalla, y Josefina, Yuleisy, Margarita, María, ¡ellas! las mujeres ¡siempre las mujeres!, ¡siempre ellas!, ¡ellas siempre y por siempre!, ¡benditas mujeres de la Patria!, eran ellas golpeando acompasadamente los postes de luz, eran ellas despertando al pueblo, llamando a la batalla, y se iban abriendo las puertas, y apareciendo los hombres. Así, mujeres y hombres ahora con un grito desgarrador en el pecho: ¡vamos compatriotas!, ¡vamos a rescatar a Chávez que lo quieren matar¡ ¡vamos que lo tienen preso!, ¡vamos compatriotas!... y aquella hilera de hombres y de mujeres se fue haciendo canto, y el canto rabia, y la rabia decisión épica y definitiva . ¿A dónde vamos?, preguntábamos ¡a donde sea, a donde lo tengan!, ¡Dicen que lo tienen en Fuerte Tiuna! Pues allá vamos ¡Vamos!, ¡Vamos compatriotas! Y la hilera se hizo masa y la masa en movimiento se hizo pueblo en revolución. Amaneció el 13 de abril, día de pueblo, día de gloria popular, en los ojos y las manos de todas y todos la decisión revolucionaria, el fuego sagrado de la libertad… las mujeres de primero, desafiando la violencia al paso de las patrullas de la Policía Metropolitana de Alfredo Peña, tan desconcertados los policías como sus amos ante esta rebeldía indomable. Hasta Fuerte Tiuna, hasta donde los fusiles amenazaban con sus ojos negros, hasta los tanques amenazantes, hasta la gloria y hasta el infierno si fuera necesario. Entre lágrimas y angustia la palabra se hizo presente estaba resucitando el pueblo ¡EL 13 DE ABRIL RESUCITÓ UN PUEBLO!¡APRENDAN DE UNA VEZ MISERABLES OLIGARCAS!¡CHÁVEZ ES PUEBLO!
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