Al CDI "Salvador Allende" y a su director.
Por: Ricardo Abud
La Revolución Bolivariana, con la aprobación de la Constitución , se obliga a garantizar la salud de todos lo venezolanos, es así como el gobierno Bolivariano ha procurado (con éxitos tangibles) la adecuación de un sistema de salud integral para los venezolanos.
Nuestro sistema de salud y educación antes de la llegada del comandante presidente Hugo Chávez, era precario e inhumano. La salud en la mayoría de los estados de nuestro territorio, se encontraba descentralizada (se encuentra), esto ha traído como consecuencia el deterioro aun más, de lo poco que quedaba. Las nóminas de empleados (no empleados del sector salud, entiéndase: Médicos, Enfermeras entre otros) han aumentado en casi el 100%, lo que se revierte en el servicio final. El presupuesto (80%) va hacia el pago de nómina, otro tanto al gasto administrativo, y lo que resta, a la inversión propiamente de insumos necesarios para el buen funcionamiento de la red hospitalaria de los estados donde la salud es descentralizada. El RAC (registro de asignación de cargos) está completamente saturado, y la figura de los “contratos” pasó a ser el comodín de quienes dirigen la salud estatal para cubrir las cuotas de amigos o simpatizantes.
El comandante presidente Chávez entendió la invulnerabilidad de la putrefacción administrativa, la hipertrofia de algunos ministerios, de ahí la creación de las Misiones, entes menos burocráticos y más efectivos. Nace Barrio Adentro y luego se complementa con la instrumentación integral de los servicios de salud.
En este contexto los CDI han llegado a ser ese servicio de salud, que bajo la tutela del personal cubano, nos brida un servicio de calidad, como principio filosófico de su creación. Aunque siempre hay un pero…
Por motivos de salud y contrario a ir a una clínica privada, me dirigí al CDI de Chuao, "Salvador Allende", muy cerca de donde laboro. Dado el grado de afección, me presenté en la emergencia del precitado CDI, después de mi respectiva cola, fui atendido amablemente por la doctora de guardia, la cual me remitió a la fisiatra y me prescribió un tratamiento, me dio las medicinas, la fisiatra debería evaluarme y comenzar un proceso de rehabilitación. Así fue, me presente muy temprano en la mañana, hice me respectiva fila, esperé mi turno, me evalúo la fisiatra y me recomendó quince (15) sesiones de rehabilitación. Muy agradecido por la atención brindada y el trato recibido, me dirigí a indagar con una joven sumamente amable de nombre Priscila, ella me indicó que debería de llegar muy temprano para empezar la terapia de 8 a 9 y 30am.
Dado el volumen de pacientes que frecuenta este CDI, tomé mis respectivas precauciones, y estaba haciendo mi fila al día siguiente, a las 5 y 45am. La joven Priscila a las 7am (llega más temprano) en punto anota por orden de llegada a los pacientes, y saca las historias de cada uno, para entregarlas al personal cubano encargado del proceso de rehabilitación.
Todo iba funcionando de maravilla, pasan primero los pacientes discapacitados (silla de ruedas) y con ellos, otras personas. Comienza desde ese momento a funcionar la viveza criolla, y por supuesto, el amiguismo de los compañeros cubanos, en otras palabras, el desorden comienza a reinar en dichas instalaciones. La intranquilidad de todos aquellos que muy temprano nos apersonamos a dicho CDI, comienza a invadirnos y la impotencia se adueña de nosotros, hasta que, muy decentemente, hablamos con el personal que realiza la terapia y se empiezan a medio enderezar las cargas.
El personal cubano alega que no atiende sin que la histórica médica del paciente llegue a su escritorio, lo cual es mentira, ya que atienden a mucha gente sin que tener historia médica de los mismos en sus respectivos escritorios, otros atienden a pacientes sin historia, para AVANZAR, los pacientes se atienden sin historias porque el personal cubano lo permite (ya son panas), llegan a las 7 y media y salen a los 8 y media. Entre tanto, algunos de los que respetamos el derecho de llegada por conciencia y que hemos llegado muy temprano, salimos bien tarde.
Son muchas las excusas tanto de pacientes (viveza criolla) como del personal cubano (amiguismo), unos alegan que no tienen el mismo tratamiento del otro, el personal de rehabilitación aplica lo de la historia en sus escritorios a los “nuevos”, los pacientes “viejos” pasan como Pedro por su casa. Entre tanto, uno reclama a la pobre Priscila, y ella sólo alega: "paso las historias por orden de llegada", el relajo (lo digo yo), es propiciado por los vivos, y estimulado por el personal a cargo de la rehabilitación.
Sin lugar a dudas esto debe llevarnos hacia un proceso reflexivo en cómo se está aplicando el servicio de salud en estos centros, no pretendo con ello generalizar, seria absurdo, pero se hace necesario una revisión, puedo entender el grado de viveza del venezolano, pero que el mismo sea auspiciado por el personal cubano, es sumamente lamentable, si ellos no ponen ORDEN, se pierde el sentido mismo del servicio que se presta. No puedo dejar de pensar que existe un trato discriminatorio y así me sentí, DISCRIMINADO, ya que al no respetar el personal cubano a cargo del servicio de rehabilitación y la observancia en el orden de llegada, se genera un grado de malestar en los usuarios del servicio que se traduce en descontento. Entender que no sólo aquel que se siente identificado con este proceso político se beneficia del servicio, sino también personas no afectas con la Revolución bolivariana, el trabajo se pierde.
La mística de servicio se revierte en lo político y el acercamiento se trasforma en sentimientos adversos y como es obvio, el culpable es sólo uno, ya sabemos a quien van a culpar. Recordar el largo periodo que me tocó vivir en la Habana y la cantidad de visitas que por motivos familiares debo realizar al hermano país, me han llevado a conocer la idiosincrasia del cubano, se de la preparación política que reciben en los centros de enseñanzas, que coadyuva a elevar los niveles de conciencia y compromiso con su revolución y a la identificación política con nuestro proceso. Yo puedo asumir como una cuota de sacrificio el que muchos compañeros cubanos realizan para estar aquí con nosotros, pero entiendo que muchos simplemente quieren estar aquí, es un trabajo más con un horario preestablecido y por el cual reciben una remuneración tanto aquí como en Cuba.
Considero que el director del CDI de Chuao, "Salvador Allende", debe reunir al colectivo que labora en rehabilitación y mejorar el servicio que se presta en el mismo, no auspiciar que se siga propagando la viveza criolla, puedo entender la “amistad”, más no puedo convalidar el desorden, que producto de la amistad, prolifera en esa área del CDI. Hoy me vi en la necesidad de darme de alta del servicio de rehabilitación, de 15 sesiones recomendadas (numero de historia 11085) por la Fisiatra, sólo alcance a realizarme 3 sesiones (la ultima inconclusa), después de lo que hoy escribo sería absurdo regresar, ya que la predisposición será la norma.
Sólo me resta trasmitir mi agradecimiento a la doctora que me atendió en la emergencia y a la fisiatra, no así al personal de rehabilitación, considero que saltaron la talanquera y se han hecho esa clase de venezolanos que asumen la viveza como un paradigma de vida.
NO HAY NADA MAS EXCLUYENTE QUE SER POBRE.
Patria, Socialismo o Muerte…
Venceremos.
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