Prensa Web RNV
Esta semana se cumplieron veinte años del asesinato del candidato presidencial colombiano, Carlos Pizarro.
Pizarro se convirtió en el tercer candidato de izquierda asesinado en menos de un año, en el marco de la campaña electoral de 1989-1990, en un episodio más del exterminio de todo un movimiento político: la Unión Patriótica.
A finales de la década de los ochenta, los grupos guerrilleros de Colombia se acogieron a la propuesta de pacificación y formaron, junto al partido comunista colombiano, la Unión Patriótica, con claras opciones de triunfo.
A partir de ese momento, la derecha colombiana ejecutó una política sistemática de exterminio en contra de la Unión Patriótica, para evitar los cambios políticos que aún espera sociedad colombiana.
La aplicación del terrorismo por parte de la oligarquía derechista, y amparada por el Estado colombiano, significó para la Unión Patriótica la muerte de dos candidatos presidenciales, 8 senadores, 13 diputados, 70 concejales, 11 alcaldes y miles de sus dirigentes.
Pero también significó el extermino de una experiencia democrática y el cierre del camino para la pacificación de los grupos insurgentes alzados en armas.
20 años después, la situación sigue siendo la misma, pues la oligarquía colombiana continúa negando las salidas democráticas al país.
A dos décadas, la gran mayoría de los más de cuatro mil homicidios en contra de los integrantes de la Unión Patriótica, aún continúan impunes.
En algunos casos puntuales se condenó a autores materiales, pero los autores intelectuales siguieron en la impunidad.
Las víctimas sobrevivientes y sus familiares han aportado testimonios y pruebas de la participación de miembros de las fuerzas de seguridad del Estado colombiano en varios de los hechos criminales, pero las autoridades no han fijado responsabilidades.
Al parecer, pasarán muchos años antes de que se castigue a los culpables, porque en Colombia las oligarquías se pagan y se dan el vuelto.
0 comentarios:
Publicar un comentario