¿Quién le paga a la “extraordinaria” mercenaria Yoani Sánchez? Por: M. H. Lagarde
La Jiribilla
Para quienes se preguntan quién y cómo se paga la labor mercenaria que realiza la bloguera cubana Yoani Sánchez, la mención del María Moors Cabot que le acaba de otorgar la universidad norteamericana de Columbia puede ser la mejor respuesta.
Basta reseñar el curriculum de los premiados por Columbia para que salte a la vista rápidamente cuál es —en el caso de la mercenaria—, el verdadero fin de este tipo de trofeos.
Entre los ganadores de la medalla de oro del Cabot de este año se encuentra el columnista brasileño Merval Pereira, sobre quien, según un reporte de EFE, la universidad ha señalado que durante “más de cuatro décadas ha destacado como periodista de investigación, director de agencia regional, editor, director editorial, columnista, enviado especial, y comentarista de radio y televisión”.
Miembro de la generación de periodistas brasileños que iniciaron sus carreras en la adversidad de una dictadura militar, Pereira “valientemente resistió la censura cuando era solo un periodista joven. Sus artículos sobre las divisiones entre los generales gobernantes ayudaron a acelerar el retorno de la democracia al país”, dijo la institución.” También destacan que como editor ejecutivo de O Globo, ha modernizado con eficacia un diario muy influyente” y ha elevado sus estándares periodísticos”.
“Como columnista, ha escrito varios análisis elegantes, altamente equilibrados, documentados, y sagaces sobre las dificultades políticas y económicas domésticas e internacionales que enfrenta Brasil”.
Otro de los premiados es el periodista Anthony DePalma, escritor residente en la Seton Hall University, quien ha sido reportero del New York Times por más de 20 años y es autor de los libros The Man Who Invented Fidel (April 2006) y Here: A Biography of the New American Continent (2001).
Igualmente mereció el galardón Christopher Hawley, Corresponsal para Latinoamérica de los diarios USA Today and The Arizona Republic, quien desde México ha reportado sobre la región durante más de una década.
La mercenaria, en cambio, según la universidad que la premia, solo cuenta a su favor con ser “una ciudadana cubana que aprovecha Internet con un poder extraordinario. En apenas dos años, su blog semanal ha conectado Cuba, digitalmente, con el resto del mundo”. También señala que “Generación Y no reitera la batalla de palabras que Cuba y EE.UU. han fomentado hasta la saciedad por cinco décadas. En cambio, es una mezcla de observaciones personales y un riguroso análisis que pone de manifiesto la vida diaria de los cubanos, llena de frustraciones y esperanzas”.
Sin duda, en el mejor de los casos, al jurado del María Moors Cabot que se le ocurrió “mencionar” a la mercenaria, no tiene mucha información sobre el tema. En el peor, y el más probable, de los casos se trata de seguir inflando el globo soltado al éter mediático por el grupo Prisa con la anuencia del terrorista y agente de la CIA, Carlos Alberto Montaner.
En primer lugar, el blog de marras no se hace en Cuba, sino en Alemania. ¿Por fin qué, cabría preguntarse, los cubanos tienen o no acceso a Internet?
En segundo lugar, la mercenaria no hace nada extraordinario, cumple simplemente con el trabajo por el cual le pagan con premios similares al que nos ocupa. Nada de extraordinario tiene denigrar a la Revolución cubana y alentar a la subversión interna. Es algo que hace, desde 1980, la emisora del gobierno norteamericano Radio TV Martí, y desde hace algo más de una década varias páginas web subvencionadas por la NED —léase CIA— como parte de la guerra mediática de EE.UU. contra Cuba.
Decir que en sus post hay “rigurosos análisis” es el colmo de la desfachatez. Un inventario de las escaseces que padece el pueblo cubano debido al bloqueo y a la guerra contra Cuba impuesta por EE.UU. no son más que una verdad elemental que cada cubano sufre y padece cada día y que no le hace falta que ninguna mercenaria se la cuente nada menos que por Internet, vía que, según no se cansan de pregonar los medios que aúpan a la bloguera contrarrevolucionaria, no tienen acceso los cubanos. ¿O por fin qué?
Tampoco la bloguera está al margen de “la batalla” entre Cuba y EE.UU. No puede estarlo quien usa sus “observaciones personales” como pretextos para deslizar mensajes cuyo fin real no es otro que el de incitar a la violencia entre cubanos.
Nada de extraordinario tiene tampoco este ni otros premios. No es Yoani el primer contrarrevolucionario al que los servicios de Inteligencia de Estados Unidos han tratado de prestigiar internacionalmente —en Cuba nadie se traga el cuento— como “líderes de opinión” de una oposición que solo es posible en su condición mercenaria. Primero fue Oswaldo Paya, luego las llamadas Damas de Blanco y Jorge Luis García Pérez (Antunez). Ni estos, ni Yoani, aunque le den tres Premios Nobel —el de Física y Medicina incluidos—, acaban por convencer a nadie.
Extraordinario sí es, en cambio, que el premio no provenga en esta ocasión de un grupo empresarial u ONG europea, y sí de una Universidad Norteamericana. Por lo visto, los fabricantes del “personaje”, han renunciado a las escaramuzas geográficas y han optado por utilizar la vía directa para mantener y proteger a su empleada.
Por lo menos, así lo entiende también la “sagaz” periodista Yoani Sánchez. Según ha declarado, este último premio “es “combustible” y “protección” para “correr hacia adelante” con su popular ‘Generación Y’ y otros proyectos”.
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