LA DIVERSIDAD EN BLOQUES
Ricardo Rosa-Brussin
Como el mundo no esta planteado en blanco y negro nadie podría decir de manera absoluta que la reforma constitucional es buena o es mala y mucho menos intentar evaluarla como un todo argumentando que “es integral” lo cual en definitiva también nos termina llevando a un paredón ambivalente que nos impide apreciar matices.
Mi sentido común dicta que si voy a someter a juicio 33 o más artículos de la reforma constitucional obviamente la probabilidad de que esté de acuerdo en todos es muy baja, o dicho de otra manera, de que al menos en uno no este de acuerdo es bastante alta.
En particular quiero referirme a dos artículos solo como una muestra referencial de lo amplia que es esta reforma y que hasta el momento no encuentro forma ni manera de verla como algo “integral”.
Comencemos en concreto con el tema de los Distritos funcionales planteados por el presidente y avalados por la AN. Si tenemos un área de interés que afecta una o más gobernaciones y una o más alcaldías, y hasta la fecha no se han podido coordinar de manera eficiente proyectos que aprovechen las potencialidades de esa porción del territorio nacional, bien sea a través de los ministerios o de otras entidades centrales, ¿de verdad se podrá nombrando una nueva autoridad, la cual va a tener que lidiar con las autoridades ya existentes, además de tener su propio despacho, asesores, asistentes, secretarias, personal de mantenimiento, jefe de personal, choferes, escoltas, etc?, pienso que no será la solución. Y más allá ese engrosamiento del Estado creará más roces que avances en solucionar los problemas del pueblo que ahí subyace.
El otro punto álgido y que deja en evidencia que la propuesta no puede ser vista de un tolete, pues la gente tiene derecho a discernir y priorizar, es el de la reelección continua. Como el presidente Chavez, a pesar de su indiscutible carisma y capacidad, no es el único venezolano capaz de hacer algo por nuestro país y tampoco vivirá para siempre, además de los vicios que circundan el poder, y para muestra la historia esta nutrida de ejemplos, en lo particular, y siempre sometiéndome a las decisiones de la mayoría, no estoy de acuerdo con dicha figura.
Atendiendo la inquietud que algunos tenemos ante lo anteriormente expuesto la AN de una manera burlesca y despreciando todo tipo de inteligencia entonces pasa a considerar que la votación se haga en distintos bloques, uno con las propuestas del presidente y otro con las propuestas de la AN, es decir en bloque.
En conclusión, ¿ quién tiene derecho a poner en tres y dos el razonamiento de un ciudadano y mucho menos de juzgarlo si su pensamiento no encaja en este tablero de damas en donde son todas o ninguna?, creo que nadie. Lamentablemente hay algunos seudo revolucionarios que creen y pretenden chantajear políticamente con que si no valoramos en bloque todas las propuestas entonces no podremos seguir avanzando en el proceso de cambios que necesita el país y que apenas comienza, cuando en realidad el pretender ver de manera homogénea la diversidad de las ideas pasa a convertirlas en dogma y en un arma perversa que hiere la pluralidad, la democracia y en definitiva a la revolución.
Ricardo Rosa-Brussin
Ricardo Rosa-Brussin
Como el mundo no esta planteado en blanco y negro nadie podría decir de manera absoluta que la reforma constitucional es buena o es mala y mucho menos intentar evaluarla como un todo argumentando que “es integral” lo cual en definitiva también nos termina llevando a un paredón ambivalente que nos impide apreciar matices.
Mi sentido común dicta que si voy a someter a juicio 33 o más artículos de la reforma constitucional obviamente la probabilidad de que esté de acuerdo en todos es muy baja, o dicho de otra manera, de que al menos en uno no este de acuerdo es bastante alta.
En particular quiero referirme a dos artículos solo como una muestra referencial de lo amplia que es esta reforma y que hasta el momento no encuentro forma ni manera de verla como algo “integral”.
Comencemos en concreto con el tema de los Distritos funcionales planteados por el presidente y avalados por la AN. Si tenemos un área de interés que afecta una o más gobernaciones y una o más alcaldías, y hasta la fecha no se han podido coordinar de manera eficiente proyectos que aprovechen las potencialidades de esa porción del territorio nacional, bien sea a través de los ministerios o de otras entidades centrales, ¿de verdad se podrá nombrando una nueva autoridad, la cual va a tener que lidiar con las autoridades ya existentes, además de tener su propio despacho, asesores, asistentes, secretarias, personal de mantenimiento, jefe de personal, choferes, escoltas, etc?, pienso que no será la solución. Y más allá ese engrosamiento del Estado creará más roces que avances en solucionar los problemas del pueblo que ahí subyace.
El otro punto álgido y que deja en evidencia que la propuesta no puede ser vista de un tolete, pues la gente tiene derecho a discernir y priorizar, es el de la reelección continua. Como el presidente Chavez, a pesar de su indiscutible carisma y capacidad, no es el único venezolano capaz de hacer algo por nuestro país y tampoco vivirá para siempre, además de los vicios que circundan el poder, y para muestra la historia esta nutrida de ejemplos, en lo particular, y siempre sometiéndome a las decisiones de la mayoría, no estoy de acuerdo con dicha figura.
Atendiendo la inquietud que algunos tenemos ante lo anteriormente expuesto la AN de una manera burlesca y despreciando todo tipo de inteligencia entonces pasa a considerar que la votación se haga en distintos bloques, uno con las propuestas del presidente y otro con las propuestas de la AN, es decir en bloque.
En conclusión, ¿ quién tiene derecho a poner en tres y dos el razonamiento de un ciudadano y mucho menos de juzgarlo si su pensamiento no encaja en este tablero de damas en donde son todas o ninguna?, creo que nadie. Lamentablemente hay algunos seudo revolucionarios que creen y pretenden chantajear políticamente con que si no valoramos en bloque todas las propuestas entonces no podremos seguir avanzando en el proceso de cambios que necesita el país y que apenas comienza, cuando en realidad el pretender ver de manera homogénea la diversidad de las ideas pasa a convertirlas en dogma y en un arma perversa que hiere la pluralidad, la democracia y en definitiva a la revolución.
Ricardo Rosa-Brussin
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