Conspiración contra Bolivia cuenta con respaldo del Imperio y los Ricos
Por: Partido Comunista de Bolivia
El proceso político boliviano está atravesando uno de sus momentos
más difíciles. Es necesario analizar serena y objetivamente sus
causas:
El PCB previno, desde la instalación del gobierno que preside el c.
Evo Morales que la derecha, derrotada humillantemente en Octubre del
2003 y en las urnas en 2005, iba a reagruparse y emprender tenaz
resistencia al proceso de cambios que se anunciaba.
Esta resistencia - que se ha convertido en una escalada más y más
abierta y brutal - utiliza todos los medios a su alcance. Lo que es
ya una franca conspiración cuenta con el respaldo del imperialismo y
las clases poseedoras, los ricos de este país. Sus procedimientos han
ido desde el armado de trampas "legales" y de procedimiento hasta la
preparación de grupos escuadristas para ejercer violencia armada.
Los sucesos de Sucre han desnudado el verdadero rostro regresivo y
fascista de esta escalada. Su objetivo final es, por supuesto, el
derrocamiento del gobierno popular para la instalación de una
dictadura que no sólo lo desplace, sino que anule las medidas
progresistas que se han adoptado y restaure plenamente el modelo
neoliberal. En realidad, se trata de una contrarrevolución preventiva
destinada a preservar la presencia de las transnacionales, el gran
latifundio y los privilegios de las clases explotadoras. También, se
trata de excluir a Bolivia de la cadena de países latinoamericanos
que participan del giro a la izquierda que se ha producido en la
región. Esta, sobretodo, es la máxima preocupación del imperialismo
yanqui que ve gravemente amenazados su dominio y sus espurios
intereses.
A pesar de que la opinión pública prevenida está al tanto del fondo
de los sucesos de Sucre, ante la aplastante desinformación de los
medios de comunicación, es necesario recordar el vandalismo de las
escuadras facistizadas. Comenzaron por impedir la reunión de la
Constituyente. Ante la llegada de campesinos pacíficos reaccionaron
mostrando las peores facetas de su racismo, intolerancia y acudieron
a la agresión física que obligó al traslado de los asambleístas a
una
instalación más segura, el liceo militar "Tnte. Andrade", en el área
de Sucre, sin alterar la convocatoria, como repite la derecha mendaz.
Ni aquí ni bajo la protección de la policías uniformada y militar y
los campesinos, pudo sesionar adecuadamente la Asamblea. El acoso de
las escuadras violentistas y ciudadanos ofuscados por la agitación
reaccionaria, se tornó más agresivo y acudió al uso de explosivos,
bombas Molotov y hasta armas de fuego. Los enfrentamientos produjeron
numerosos heridos y al final el deceso de 3 ciudadanos. Sin embargo,
aún no hay una investigación balística seria que determine el origen
de los proyectiles. Los militares no hicieron disparos y la policía
afirma haber utilizado sólo balines y agentes químicos no letales.
Es inocultable que de manera casi pública, llegaron de Santa Cruz
tanto gente contratada, como armas que se sumaron a las que se
apoderaron en instalaciones policiales. El día 24 fueron atacados,
saqueados y luego incendiados locales policiales y propiedades
particulares. Sucre se convirtió en una ciudad sin orden y sin ley
presa del furor fascista. La policía, paradójicamente, tuvo que
retirarse a Potosí y los constituyentes abandonar la ciudad o
refugiarse para eludir el acoso y preservar su integridad física. La
peor proyección de estos acontecimientos estriba en que a la opinión
pública tanto nacional como internacional se ha propalado información
completamente distorsionada, falsa, en el peor estilo nazi. Los
agresores quieren presentarse como defensores de la democracia y la
libertad, como si la opinión pública fuera incapaz de distinguir
entre la mentira deliberada y la verdad.
El resultado de la Asamblea Constituyente y su marcha ha sido el
escenario propicio para crear, con el bloqueo, el entrabamiento y
final fracaso, las condiciones que hagan posible el estallido de la
contrarrevolución. Un elemento, convertido en el caballo de batalla
de la reacción, ha sido la introducción del tema de la capitalidad.
La agitación de las pasiones reivindicativas de un pueblo postergado
provocaron que éste asuma como asunto de vida o muerte el logro de la
capitalidad plena. Esa ha sido la habilidad de la propaganda de los
medios de comunicación aplastantemente dominados por la derecha y que
cuenta con el apoyo hipócrita y manipulador de la oligarquía
cruceña.
Está claro que el asunto de la capitalidad no constituye, por
múltiples razones, un imperativo nacional. Esto sin tomar en cuenta,
las dificultades de su aplicación práctica, en las actuales
condiciones.
Es más, hay que lamentar que el modelo sucrense de violencia se
repita en otras localidades, como Cobija donde se produjo maltrato a
humildes vivanderas, amenazas a emisoras y la coacción a la población
y comerciantes de los barrios pobres si estos no acatan el paro
subversivo, decretado por los prefectos opositores. Todo conduce a
pensar que la punta de lanza y asiento de la subversión se localiza
en Santa Cruz. Tanto los hechos de Sucre como otros forman parte del
plan subversivo que tiene tenebrosos objetivos: o el derrocamiento
del gobierno de Evo Morales o la división del país. Esto último se
ha
hecho prácticamente público y manifestado sin ningún recaudo y no
hay
olvidar que cuenta con un "asesor" experto en escindir países, el
embajador Goldberg.
Lo anterior no significa que los operadores oficiales hubieran
actuado debidamente ante un asunto que se tornó de extrema
sensibilidad y explosivo. Después de haber hecho concesiones a una
derecha mañosa, en la ley de convocatoria y en la de ampliación, se
cometió el error de tratar de rectificaciones extemporáneas.
Ante esta grave situación urge:
Lo primero, sin duda, es buscar con urgencia caminos para la
pacificación a pesar de los propósitos manifiestos de la derecha.
Abrir escenarios de diálogo para sentar el testimonio de lo que se
busca en beneficio del pueblo y de la Patria.
- Reabrir la Asamblea Constituyente después de crear las
condiciones que hagan posible la aprobación del nuevo proyecto de
Carta Magna de acuerdo a procedimientos universalmente establecidos y
salir de la trampa que significan coyundas numéricas como los 2/3.
- La conducta popular en la defensa del proceso al mismo tiempo que
revele firmeza y decisión debe posee una alta disciplina y
conciencia. Se debe evitar caer en las provocaciones ejerciendo una
gran vigilancia revolucionaria que evite la infiltración de elementos
disociadores y diversionistas que buscan desprestigiar el proceso y
la acción de las masas. Todo debe estar dirigido a preservar la
unidad nacional, el proceso democrático y la aplicación de las
medidas que signifiquen la profundización del proceso de cambios.
- Hay que tener absoluta claridad en que el objetivo principal es la
aplicación del programa de cambio ante todo. Un proceso de cambio -y
más aún un cambio revolucionario- requiere disposiciones basadas en
la legitimidad de lo que el pueblo ha adoptado como el programa
mínimo.
Si se puede hacerlo con una nueva Carta Magna, tanto mejor, pero en
las actuales condiciones eso no es lo imprescindible. La Constitución
Política vigente tiene un gran margen para llevar adelante esas
medidas.
- Finalmente, ha llegado la hora impostergable de la compactación de
las fuerzas populares y de izquierda, la hora de la organización y la
planificación de las acciones y movimientos populares. Se debe
superar el sectarismo, los sentimientos hegemónicos y los posiciones
exclusivistas que tanto daño han hecho a los procesos de cambio en el
país.
La Paz, 27 de noviembre de 2007.
COMISIÓN POLÍTICA DEL PARTIDO COMUNISTA DE
BOLIVIA.
Por: Partido Comunista de Bolivia
El proceso político boliviano está atravesando uno de sus momentos
más difíciles. Es necesario analizar serena y objetivamente sus
causas:
El PCB previno, desde la instalación del gobierno que preside el c.
Evo Morales que la derecha, derrotada humillantemente en Octubre del
2003 y en las urnas en 2005, iba a reagruparse y emprender tenaz
resistencia al proceso de cambios que se anunciaba.
Esta resistencia - que se ha convertido en una escalada más y más
abierta y brutal - utiliza todos los medios a su alcance. Lo que es
ya una franca conspiración cuenta con el respaldo del imperialismo y
las clases poseedoras, los ricos de este país. Sus procedimientos han
ido desde el armado de trampas "legales" y de procedimiento hasta la
preparación de grupos escuadristas para ejercer violencia armada.
Los sucesos de Sucre han desnudado el verdadero rostro regresivo y
fascista de esta escalada. Su objetivo final es, por supuesto, el
derrocamiento del gobierno popular para la instalación de una
dictadura que no sólo lo desplace, sino que anule las medidas
progresistas que se han adoptado y restaure plenamente el modelo
neoliberal. En realidad, se trata de una contrarrevolución preventiva
destinada a preservar la presencia de las transnacionales, el gran
latifundio y los privilegios de las clases explotadoras. También, se
trata de excluir a Bolivia de la cadena de países latinoamericanos
que participan del giro a la izquierda que se ha producido en la
región. Esta, sobretodo, es la máxima preocupación del imperialismo
yanqui que ve gravemente amenazados su dominio y sus espurios
intereses.
A pesar de que la opinión pública prevenida está al tanto del fondo
de los sucesos de Sucre, ante la aplastante desinformación de los
medios de comunicación, es necesario recordar el vandalismo de las
escuadras facistizadas. Comenzaron por impedir la reunión de la
Constituyente. Ante la llegada de campesinos pacíficos reaccionaron
mostrando las peores facetas de su racismo, intolerancia y acudieron
a la agresión física que obligó al traslado de los asambleístas a
una
instalación más segura, el liceo militar "Tnte. Andrade", en el área
de Sucre, sin alterar la convocatoria, como repite la derecha mendaz.
Ni aquí ni bajo la protección de la policías uniformada y militar y
los campesinos, pudo sesionar adecuadamente la Asamblea. El acoso de
las escuadras violentistas y ciudadanos ofuscados por la agitación
reaccionaria, se tornó más agresivo y acudió al uso de explosivos,
bombas Molotov y hasta armas de fuego. Los enfrentamientos produjeron
numerosos heridos y al final el deceso de 3 ciudadanos. Sin embargo,
aún no hay una investigación balística seria que determine el origen
de los proyectiles. Los militares no hicieron disparos y la policía
afirma haber utilizado sólo balines y agentes químicos no letales.
Es inocultable que de manera casi pública, llegaron de Santa Cruz
tanto gente contratada, como armas que se sumaron a las que se
apoderaron en instalaciones policiales. El día 24 fueron atacados,
saqueados y luego incendiados locales policiales y propiedades
particulares. Sucre se convirtió en una ciudad sin orden y sin ley
presa del furor fascista. La policía, paradójicamente, tuvo que
retirarse a Potosí y los constituyentes abandonar la ciudad o
refugiarse para eludir el acoso y preservar su integridad física. La
peor proyección de estos acontecimientos estriba en que a la opinión
pública tanto nacional como internacional se ha propalado información
completamente distorsionada, falsa, en el peor estilo nazi. Los
agresores quieren presentarse como defensores de la democracia y la
libertad, como si la opinión pública fuera incapaz de distinguir
entre la mentira deliberada y la verdad.
El resultado de la Asamblea Constituyente y su marcha ha sido el
escenario propicio para crear, con el bloqueo, el entrabamiento y
final fracaso, las condiciones que hagan posible el estallido de la
contrarrevolución. Un elemento, convertido en el caballo de batalla
de la reacción, ha sido la introducción del tema de la capitalidad.
La agitación de las pasiones reivindicativas de un pueblo postergado
provocaron que éste asuma como asunto de vida o muerte el logro de la
capitalidad plena. Esa ha sido la habilidad de la propaganda de los
medios de comunicación aplastantemente dominados por la derecha y que
cuenta con el apoyo hipócrita y manipulador de la oligarquía
cruceña.
Está claro que el asunto de la capitalidad no constituye, por
múltiples razones, un imperativo nacional. Esto sin tomar en cuenta,
las dificultades de su aplicación práctica, en las actuales
condiciones.
Es más, hay que lamentar que el modelo sucrense de violencia se
repita en otras localidades, como Cobija donde se produjo maltrato a
humildes vivanderas, amenazas a emisoras y la coacción a la población
y comerciantes de los barrios pobres si estos no acatan el paro
subversivo, decretado por los prefectos opositores. Todo conduce a
pensar que la punta de lanza y asiento de la subversión se localiza
en Santa Cruz. Tanto los hechos de Sucre como otros forman parte del
plan subversivo que tiene tenebrosos objetivos: o el derrocamiento
del gobierno de Evo Morales o la división del país. Esto último se
ha
hecho prácticamente público y manifestado sin ningún recaudo y no
hay
olvidar que cuenta con un "asesor" experto en escindir países, el
embajador Goldberg.
Lo anterior no significa que los operadores oficiales hubieran
actuado debidamente ante un asunto que se tornó de extrema
sensibilidad y explosivo. Después de haber hecho concesiones a una
derecha mañosa, en la ley de convocatoria y en la de ampliación, se
cometió el error de tratar de rectificaciones extemporáneas.
Ante esta grave situación urge:
Lo primero, sin duda, es buscar con urgencia caminos para la
pacificación a pesar de los propósitos manifiestos de la derecha.
Abrir escenarios de diálogo para sentar el testimonio de lo que se
busca en beneficio del pueblo y de la Patria.
- Reabrir la Asamblea Constituyente después de crear las
condiciones que hagan posible la aprobación del nuevo proyecto de
Carta Magna de acuerdo a procedimientos universalmente establecidos y
salir de la trampa que significan coyundas numéricas como los 2/3.
- La conducta popular en la defensa del proceso al mismo tiempo que
revele firmeza y decisión debe posee una alta disciplina y
conciencia. Se debe evitar caer en las provocaciones ejerciendo una
gran vigilancia revolucionaria que evite la infiltración de elementos
disociadores y diversionistas que buscan desprestigiar el proceso y
la acción de las masas. Todo debe estar dirigido a preservar la
unidad nacional, el proceso democrático y la aplicación de las
medidas que signifiquen la profundización del proceso de cambios.
- Hay que tener absoluta claridad en que el objetivo principal es la
aplicación del programa de cambio ante todo. Un proceso de cambio -y
más aún un cambio revolucionario- requiere disposiciones basadas en
la legitimidad de lo que el pueblo ha adoptado como el programa
mínimo.
Si se puede hacerlo con una nueva Carta Magna, tanto mejor, pero en
las actuales condiciones eso no es lo imprescindible. La Constitución
Política vigente tiene un gran margen para llevar adelante esas
medidas.
- Finalmente, ha llegado la hora impostergable de la compactación de
las fuerzas populares y de izquierda, la hora de la organización y la
planificación de las acciones y movimientos populares. Se debe
superar el sectarismo, los sentimientos hegemónicos y los posiciones
exclusivistas que tanto daño han hecho a los procesos de cambio en el
país.
La Paz, 27 de noviembre de 2007.
COMISIÓN POLÍTICA DEL PARTIDO COMUNISTA DE
BOLIVIA.
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