EL MISTERIO DE LAS PIEDRAS BLANDAS
Por: Jorge Mier Hoffman
No deja de ser sorprendente, saber que en la antigüedad los nativos americanos conocían una fórmula secreta para preparar un polvo milagroso que ablandaba la dura piedra, hasta convertirla en una masa maleable que se trabajaba como la arcilla, disminuía su peso, aumentaba su volumen, y permitía elaborar las sorprendentes piezas de basalto esculpido que hoy se exhiben en los museos, manteniendo su dureza origina
Los científicos dicen que es imposible… No así los alquimistas, quienes conocían de una sustancia que trasmutaba los metales… y esto no es fantasía..! ya que se tiene una prueba de alquimia: En el Museo Británico existe una moneda que tiene una historia… SE cuenta que un alquimista estaba transmutando una pieza de hierro en oro, introduciendo el objeto en un recipiente que contenía un polvo rojo… Al momento de la operación, el alquimista fue sorprendido por los inquisidores que lo apresaron para ser llevado a la hoguera por brujo… La prueba en el juicio fue el objeto mitad hierro y mitad oro que se conserva en el Museo de Londres, y que científicamente no puede ser explicado, ya que no hay manera de unir el oro y el hierro sin soldadura.
Hace algunos años visité el Museo del Hombre en Berlín, donde se exhiben unos curiosos envases forrados en mica, que contienen un polvo rojo, que se supone tiene la cualidad de ablandar la piedra, y se han mantenido en el más absoluto secreto… Fue encontrado por arqueólogos alemanes en ruinas no identificadas del Perú… Curiosamente la “mica” es un material resistente a la electricidad, los rayos cósmicos y la radioactividad, que también usaban los teotihuacanos para forrar den láminas de mica los pisos de los palacios y la pirámide del sol en Teotihuacan – México.
Ya se conocía de esta sustancia milagrosa de ablandar la piedra en tumbas egipcias
En la pirámides de Keops, en uno de sus caras a nivel del suelo se encuentra un relleno que hicieron los arquitectos egipcios, ablandando la piedra hasta convertirla en una plastilina maleable, y así quedó evidenciado en la pasta dura y abultada que se observa en una de las rocas de la pirámide, y que tiene la consistencia de una piedra, no obstante que se sabe que fue un relleno intencional hecho por los constructores…
Referencias de esta misteriosa sustancias la encontramos del arqueólogo francés Michelle Peisel en sus libros “En Busca de los Mayas”, como una explicación para la forma en que los nativos trabajaban las piedras de forma magistral como si fuera "mantequilla"
Ya Hiram Bingham, quién dio a conocer al mundo las ruinas de Machu Pichu en 24 de julio de 1911, hablaba de esta misteriosa sustancia que le había sido narrada por los nativos, y que explica el curioso abultamiento que presentan las piedras que soportan en su base las moles pétreas de de Saqsahuamán en Cuzco.
Es la única explicación para el abultamiento que muestra la muralla Inca en cada una de sus piedras y más en las rocas inferiores que soportan la mayoría de la carga
Esta singular característica de abultamiento en las rocas de la muralla de Cuzco, siempre constituyó un misterio para los arqueólogos, hasta que la teoría de las “piedras blandas” surgió con las narraciones de los nativos… Tal es el caso de Nan Madol, un lugar olvidado en el Pacífico en Las Micronecias, donde se encuentra una ciudadela construida sobre un arrecife sumergido, sobre los cuales se colocaron miles y miles de piezas de basalto a manera de columnas, sin que exista una explicación de cómo los nativos trasladaron piedras de hasta 300 toneladas… La misma explicación de “piedras blandas” la utilizan los nativos de Pascua para explicar la existencia de 900 Moais de 17 m de alto extraídos desde el cráter del volcán Rana Ku.
Visitar el Museo de Antropología y Arqueología de México, es trasladarnos a los albores de esas fabulosas civilizaciones que poblaron la meseta mexicana. En la Sala Azteca se pueden apreciar inmensas moles de piedra de basalto, cuya dura piedra fue trabajada con una maestría sorprendente, que sólo puede ser explicado mediante una técnica de ablandar la piedra… pero lo más sorprendente lo encontramos en las ruinas incas: Una misión expedicionaria de la Universidad de Yale a cargo de Brian Fawcett, descubrió una necrópolis… En una de las tumbas se localizó una jarro de cerámica que contenía un líquido viscoso. El propio Fawcett narra que cuando intentaban trasladar el jarrón para su análisis, accidentalmente éste se rompió y el líquido se desparramó sobre las rocas del terreno... Dice Fawcett:
“Diez minutos después me incliné sobre la roca sobre la cual se había derramado el líquido... y sorpresa..! ya no había líquido..! Toda la superficie de rocas se había ablandado en una consistencia tan pegajosa como el cemento; es decir, que la piedra se derritió como cera expuesta al sol”
La fortaleza de Tiahuanaco a orillas del Titicaca también fue construida con esta misteriosa química, que se supone, fue llevada a Egipto donde se han encontrado muestras de “piedras blandas” usadas por los constructores de las pirámides… Cabe recordar, que a principios de 1990, la toxicóloga forense Dra. Svetla Balavanova revolucionó a los científicos ortodoxos, cuando publicó el resultado de sus investigaciones en siete momias egipcias con más de 3500 años de antigüedad:
“Al someter al espectrómetro muestras de tejidos y cabellos, se determinó que los cuerpos contenían sustancias de coca y tabaco. Como se sabe, estas drogas son originarias de América y sólo conocidas en Europa hacia el siglo XVII”
Con el descubrimiento de la coca y el tabaco en momias egipcias, la ciencia ortodoxa no tuvo más opción que aceptar que miles de años antes que Colón llegara al Nuevo Mundo, ya las culturas americanas tenían contacto con la cultura de los faraones...
De lo poco que se sabe de esta misteriosa sustancia, es que era preparada de un tipo de plantas de color rojo traída del Amazonas, y que es referida en algunas leyendas que se recogen de los nativos yanomamis.
En una oportunidad en que exponía el extraordinario desarrollo de las civilizaciones americanas, y exponía el misterio de las “piedras blandas”, alguien del Foro me señalaba que descubrir esa planta milagrosa cambiaría el mundo… a lo que le respondí, que si de cambiar el mundo se trata, existe un misterio aún más interesante para acabar con la hambruna del planeta, y que extrañamente muy poco se ha hecho para buscar la verdadera planta milagrosa…
Me refiero al “Palo de la Leche”, como lo llamó Alejandro de Humboldt, cuando lo vio en las selvas venezolanas
Es una planta milagrosa que era ordeñada por los esclavos, mediante unos surcos que hacían en el tallo: “De inmediato brotaba una sustancia blanca y espesa como el chicle o el caucho, la cual era recogida en envases para cocinarse”… El sabor era parecido a la leche de vaca, pero más dulce y sabrosa… y su poder más nutritivo como la verdadera leche de vaca… Tal era la importancia de esta planta para los negros esclavos, que alimentaba aldeas enteras… y los niños prácticamente se criaban tomando ese leche espesa… Humboldt decía que era una planta milagrosa para acabar con la hambruna mundial, pero que lamentablemente sólo existe en Venezuela y que se desconoce su forma de propagación…
¿.. Dónde encontramos el Palo de la Leche..?
Es un misterio que se perdió con la independencia y la quema de los campos por los bandoleros realistas… De pronto la planta desapareció y sólo las referencias del sabio alemán nos habla de la existencia de esta planta milagrosa, que podría cambiar la sociedad del planeta, como un alimento nutritivo, sin costo y de acceso para todo el mundo.
Hace 20 años, supe de la existencia de una planta milagrosa que usaban los campesino para curar la tuberculosis… Marchena, un aldeano en San Rafael de la Montaña, me describía un lugar sagrado donde se hallaban unos palos largos que brotaban leche blanca cuando se les hacía un corte en el tallo, y que esa leche dulce era tan nutritiva que curaba la tuberculosis… Sin duda alguna se refería al Palo de la Leche que está allí para redescubrir nuestra historia americana a favor del planeta
Marchena no me permitió visitar el lugar, ya que su padre le advirtió, que si se sabía de esos “palos milagrosos” se los llevarían y se perdería esa tradición que se remonta a los albores de San Rafael, cuando su bisabuelo bajaba de la montaña con jarros de leche para curar a los tuberculosos.
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